Corazón

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Cecile

Caminamos lentamente hasta los dormitorios, la mira de las personas parecían devorar nuestra alma, pero eran insignificantes ante un rango alto, tanto la jerarquía como la sociedad era corrupta, si todos aceptáramos nuestros roles, no habría violencia, eso se acabaría.

Pero no fue así, la gente intento masticar mas de lo que podían y por lo tanto sufrió.

Yo nací destinada a ser poderosa, a que temieran y me respetaran, pero cuando llegue a este lugar eso cambio, primero Rei, luego Arlo, Seraphina, Remi y ahora John demostraron ser mas que capaces de aplastarme cuando ellos quisieran y nadie podría detenerlos.

Mi respeto por ellos me detenía de pelear, no ganaría nada y solo seria apalizada, pero luego lo conocí a él, un mentiroso, un farsante, pero mucho más poderoso que cualquiera, una persona fuera de lo común, era una calamidad.

Su simple presencia devastaba a los débiles y hacia doblegarse a los fuertes, alguien digno de ser Rey, pero incapaz de liderar.

Mi necesidad de establecerme nuevamente en la jerarquía me hizo aliarme con él, el miedo me impedía dejarlo, pero al verlo en este momento, tan débil que podría golpearlo por todas las veces que me hizo daño, por sus insultos y cuando me ignoraba. ¿Qué me detenía?... Nada

No podría hacer nada, si lo atacaba se vengaría de mí, si luchábamos cuerpo a cuerpo me vencería y brutalizaría, entonces si usaba mi habilidad mi derrota seria incluso mas rápida. Él tenía poder.

Poderoso, nadie a su edad era tan poderoso como el, excepto Seraphina, pero ahora era una simple lisiada.

Me reí de mis propios pensamientos, al final lo único que importaba era el poder.

Habíamos llegado a su dormitorio, con cuidado abrí la puerta, cosa que me sorprendió, pues era muy descuidado con su seguridad, de la misma manera nadie se atrevería a tocar al Rey.

Como pude me quite los zapatos al igual que los suyos, no quería desordenar más de lo que ya estaba, lentamente caminamos a su habitación y lo deje sentado en su cama.

Durante todo el camino no había pronunciado ni una sola palabra, si no respirara pensaría que habría muerto, porque así era parecía un cadáver, toda luz de sus ojos se desvaneció.

Por cuenta propia se acostó y cerro sus ojos.

Sabia que esta era mi carta de salida, pero no pude.

Cerré su puerta y deambulé por la habitación, ordenando y limpiando todo a mi paso, realmente me canso esto, pero afortunadamente la cocina era la única área impecable. Ni siquiera la mía estaba de esta forma.

El tiempo se había esfumado brutalmente, pues eran las 7:00 pm y yo aún seguía aquí, preparando un poco de sopa para el Zombi.

Finalmente, la puerta de su habitación se abrió, miré expectante hacia aquel lugar y entonces lo vi a él, lagrimas secas abundaban su grata cara, no podía negarlo él era guapo, incluso mas que Arlo a mi parecer.

-Ve a lavarte la cara, luego cenaremos- dije tranquilamente

Mi mismo tono de voz me sorprendió, siempre era una persona recta y dura con todos, pero cuando estaba frente a él siempre parecía doblegarme a su voluntad.

Él simplemente a sitio y caminando torpemente llego al baño para después cerrar la puerta.

Suspire ante sus acciones.

Servi dos platos llenos de sopa con verduras y los repartí en aquella mesita que tenía, todo era perfecto, caminé de vuelta a la cocina para servir dos vasos de agua y ponerlos en la mesa.

Me senté y poco después salió del baño, había borrado todo rastro de lagrimeo.

Se sentó conmigo y decidí hablar con él.

-John... no puedes seguir haciéndote esto-

-Date el crédito que mereces-

-Merecer, me merezco una mierda...- contesto mientras sacudía su cabeza levente

-Todo esto esta así por mi culpa, termine haciendo todo lo contrario de lo que quería...-

-Joh...-Fui cortada

-CALLATE- grito levantándose de la mesa

Me levante igualmente, tenía miedo, pero sabía que él lo necesitaba así que lo abrace.

-Todo estará bien- dije mientras lo apretaba un poco más, quería moverse, zafarse de mí, pero no pudo.

El temblor sacudió su cuerpo.

-N-No lo entiendo- sus palabras difícilmente eran entendibles, pues los sollozos lo impedían

-Estoy aquí- dije palmeando su espalda

El simplemente me devolvió el abrazo y lloro. Lloro todo aquello que mantenía guardado, su presión en mi dolía, pero no titubeé, el me necesitaba en este momento.

Después de un rato se calmo y ceso nuestro abrazo.

-Siéntate- indique a lo cual el obedeció

-No se lo que pasaste, pero tu eres fuerte, te negaste todo este tiempo a demostrar esa fuerza y cuando te valiste de ella perdiste el control-

-El sistema te presiono y tu lo derribaste, moldeaste todo a tu imagen y cuando las cosas no salieron como querías decidiste volverlo a destruir-

-Eres culpable, cruel, mentiroso, una persona falsa...- mis palabras sinceramente parecían dañar su ya angustiado corazón

-Pero... todo lo que hiciste fue por amor...-

-Querías mantener aquellos que significaron tanto para ti a salvo, pero solo te hacías daño a ti mismo, eres fuerte pero no invencible, cargaste mas peso del que podías y este fua la prueba de ello-

-No te arrepientas y sigue adelante, demuestra a todos quién eres –

Esas palabras fueron escuchadas y prontamente su mirada se posó en mí.

Pude verlo, un niño fracturado por dentro había encontrado por primera vez un motivo para seguir adelante, cruel o despiadado, él era John y nadie más podría igualarlo, no buscaba su aprobación ni nada por el estilo, solo este sentimiento de angustia que desaparecía a cada momento que la charla lo alcanzaba.

John

Mi mundo se ilumino, el gris apio que adornaba mi mente se purifico, debía ser yo mismo, no aquella ira que me representaba, pero bien sabía que jamás volvería a ser aquel niño amable que alguna vez fui.

En mi interior quedo el odio y el resentimiento, pero ahora solo hay nada... la nada se quedó en mí.

Pero no me quedaría sin hacer lo que quiero, cambiar esta sociedad de porquería, darle a todos esa esperanza y el valor que prometí una vez conseguí mi habilidad.

No busco redención, un monstruo como yo jamás podría alcanzar eso, entonces lo seré, un ángel para el bueno y el diablo para el malo, daré a esta sociedad, a este mundo lo que quiere.

Un monstruo.

-Gracias Cecile-

Con estas palabras mi mundo ahora tenía una iniciativa, jugaría la carta que mejor se acoplara según la necesidad.

Sería el Joker.

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