Capítulo 15

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Candy

La heredera Andrew caminaba de un lado a otro como león enjaulado. Aguardando a que su  novio saliera del despacho de Albert se encontraba hundida en un mar de sentimientos, cansada de tanto esperar tomo asiento en el lujoso sofá blanco.

Solo hasta que se percató de los castaños cabellos de su amado surgiendo de la oficina pudo sentir un poco de sosiego.

—¡¡Terrence!! ¿Por qué le dijiste a Albert todo eso? —sollozó mientras corría hacia su prometido.

El futuro duque miró fijamente a Candy, tomó sus tersas y suaves manos entre las suyas y respondió.

—Pecosa no te enojes, tenía que explicar todo a Albert, temía que Archie pudiera tomar ventaja de la situación y comenzara un cotilleo.

—¿Que no me enoje? ¡Terry! ¡Le confesaste a mi tío que ya hemos tenido relaciones sexuales! —replicó desesperada la chica.

—Mi amor, es algo que todas las parejas hacen... por favor Candy entiende, no es algo malo — contestó Terry con voz suplicante.

Candy calló, reflexionado, sin saber qué argumentar dio un largo suspiro y nuevamente tomó asiento. 

—De acuerdo Terry, te disculpo.

El joven inglés esbozó una radiante sonrisa.

—Acéptalo pecosa, estás loquita por mí —dijo triunfal.

—Terrence Grandchester, nunca cambiarás. Siempre serás un mocoso engreído.

Terry rio nuevamente sintiéndose revigorizado.

—Ven cielo, te invito a cenar a un restaurante francés que me recomendó mi madre —dijo besándola en la frente. De repente se quedó callado y pensativo mirando a todos lados sin encontrar lo que buscaba, como si hubiese recordado algo súbitamente.

—¿Qué ocurre, mi amor? —preguntó Candice.

—Buscaba a tu primo el insufrible...

—Terry... —respondió agotada la joven—. Le pedí que se marchara, antes de que salieras de la oficina de Albert. No quería más problemas.

—Inteligente decisión pecosa, realmente no hubiese podido verle la cara nuevamente.

—Amor por favor, ahora que Albert está enterado de todo él es quien hablará con Archibald... no quiero que vuelvas a golpear a mi primo, no es tan fuerte como tú y lo podrías lastimar gravemente —dijo Candy con suavidad—. El médico dijo que quedó bastante maltrecho.

—Candy... pondré todo de mi parte para evitar nuevamente los puños, pero ya le advertí a  Albert que tiene que hablar con tu primo si no quiere tener problemas con la corona inglesa.

—¿Cómo? —preguntó alarmada la hermosa chica.

—Pecosa, a pesar de que soy actor mi origen siempre será de la casa real británica y tú como mi futura esposa estarás bajo la protección de ésta... lo que hace Archie no es correcto, y yo no lo permitiré nuevamente —explicó Terrence con firmeza.

Candy escuchó atentamente las palabras de su futuro esposo.

—Tienes razón querido, por el bien de Archibald mi tío tiene que hablar con él.

—Bueno princesa hermosa, dejemos a un lado este tema  y vamos a cenar —respondió Terry.

El joven levantó a su prometida por los aires y la hizo girar a su alrededor, divertida Candy reía mientras se aferraba al musculoso cuello de su prometido.

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