Capítulo 19

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Hoy era el gran estreno de la obra de teatro en Broadway. Sin esperar a que sonara la alarma de su reloj, el futuro duque de Grandchester despertó con el sonido de las aves que provenían del viejo olmo frente a su enorme balcón. Lentamente abrió uno a uno sus ojos para poder  acostumbrarse a los rayos del sol que entraban por la ventana y silenciosamente estiró sus fuertes músculos para no despertar a su esposa. De repente, como si estuviera hipnotizado por el aroma a rosas que Candice desprendía, el joven actor acercó su rostro a la desnuda espalda de ella y comenzó a besar cada peca que salpicaba su nívea piel. La joven sonrió sin abrir sus ojos al sentir los cálidos labios de su esposo.

—Pecosa mía, ya levántate que tenemos que hacer muchas cosas hoy —murmuró Terrence al oído de Candy.

—Es muy temprano, amor —protestó medio dormida la rubia, provocando que él riera suavemente.

—Cielo, recuerda que tenemos que ver todo para la mudanza y la vestimenta para la alfombra roja y el cóctel.

—¡Uf! Es verdad, pero solo me levantaré si me das miles de besos —respondió juguetonamente Candy.

Terrence sonrió, amaba cada aspecto de su esposa pero sobre todo su forma de ser... el inglés se abalanzó sobre Candy, la aprisionó entre sus fuertes brazos y besó todo su rostro mientras que la pecosa se carcajeaba.

Toc toc.

Los golpes en la puerta interrumpieron los arrumacos de los recién casados. Los chicos se detuvieron para poder oír con mayor atención.

Toc toc.

—¿Quién podrá ser a esta hora? —preguntó despreocupadamente Candy.

—No lo sé, mi amor.

El castaño se levantó y miró a través de la mirilla de la puerta.

—¡Es Mona! —anunció mientras le abría la puerta a su asistente.

—Buenos días, señor Grandchester —saludó la chica sofocadamente—. Disculpe que los moleste tan temprano pero ya tengo la lista de invitados que asistirán a la alfombra roja y al cóctel después de la obra de teatro.

—Excelente, Mona. ¿Cómo va la situación con las personas de la mudanza?

—Todo en orden señor, llegarán a la Mansión Soho a mediodía y traerán todas las cosas y ropa de la señora Grandchester al departamento.

—Qué eficiencia, gracias Mona —exclamó Candy saliendo de la habitación danzando en círculos.

—Ya te levantaste pecosa, me alegro, dame un momento en lo que reviso con Mona algunas cosas y desayunamos.

—Sí cielo, mientras prepararé café.

Terry se acercó a Candy y besó su frente como agradecimiento, posteriormente regresó al comedor donde Mona había tomado asiento mirando divertida a los recién casados.

—Listo Mona, continuemos.

—Sí señor, de igual forma le entrego la lista de invitados VIP que asistirán —respondió Mona mientras le extendía otra hoja de papel.

Terrence la tomó y comenzó a leer en voz alta.

—Muy bien, vendrá el alcalde de Nueva York y su esposa, perfecto... ¿los Rockefeller? —preguntó extrañado.

—Sí señor, me llegó un telegrama de su asistente en donde me pedía seis boletos. Dijo que el señor Rockefeller fue amigo del señor William Andrew y deseaba ver actuar al esposo de su nieta.

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