Día 2: 𝕹𝖆𝖚𝖘𝖊𝖆𝖘

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Su pierna no dejaba de moverse, el aroma de desinfectante y medicina, incluso el ambiente de hospital le provocaban nauseas. Tal vez eran los nervios o la ansiedad.

—Daniel Williams —levantó la cabeza de golpe, provocando un mareo.— La doctora lo verá en el consultorio dos.

Sin embargo, se quedó varios segundos sentado, preparandose física y mentalmente. Su mirada se dirigió al pedazo de papel que llevaba en las manos, aquel que contenia el resultado de sangre sobre si estaba o no embarazado.

Con la poca valentía que había reunido se levantó y se dirigió hacía el consultorio, al entrar, la doctora le regalo una sonrisa que le transmitió una calma que claramente no sentía.

—Buenas tardes señor Williams. ¿Trae consigo el resultado? —de nuevo sintió su bilis subir por su garganta, se forzo a tragarselo para responder, y asintió tembloroso.

—Si —le extendió el sobre aun sellado, porque no pudo abrirlo cuando se los dieron.

Danny sintió que apartir de ese momento todo ocurrió en camara lenta, desde el «Felicidades señor Williams, usted esta embarazado» hasta que se encontró afuera del hospital, con un folder que contenía no sólo sus resultados de sangre, sino el ultrasonido y las primeras fotos de su bebé.

Su bebé.

Un ser que se encontraba creciendo en su interior, un ser que iba a depender totalmente de él. Sintió como la carga en sus hombros aumentaba, sus manos se dirigieron a su vientre.

Miles de dudas surgieron en su mente, él no sabía nada sobre los embarazos donceles, su abuelo lo había sido, pero él ya no estaba ahí para decirle que hacer o como actuar. Y auqnue había estado cuando Rachel estuvo embarazada de Grace, siempre hay diferencias entre un hombre y una mujer. ¿Seran los mismos sintomas en ambos?

Las nauseas volvieron con más fuerzas. Sumado al dolor de estómago que surgió producto del estres que estaba llevando. Necesitaba el abrazo de alguien, que alguien lo consolará. Tal vez necesitaba descansar.

Se dio cuenta que desde que llegó a la isla, siempre estuvo solo, ni un amigo en quien confiar y no tenía la cara suficiente para confesar su secreto, uno que llevo consigo por años. Ahora tenía que encontrar el momento adecuado para confesarle a su pareja que estaba embarazado, algo increíble de creer, pero que era cierto.

La pezades fue creciendo en su corazón, no podía compararlo, la sintió como aquella vez cuando reprobó una materia en la universidad y no sabía como confesarselo a sus padres, o tal vez como aquella vez que choco y tardo dos días en confesarle a su padre que había abollado su precioso auto.

Así se sentía en ese momento, sentado en medio de Kono y Chin, mientras esperaban a que Kamekona trajera sus pedidos de camarón. Su postura tensa y rígida todos lo podían percibir, causando que constantemente Steve bromeara sobre que debía relajarse.

Sin embargo, Danny lo único que no podía hacer era relajarse, el solo olor de camarones fritos o sazonados le provocaban náuseas, había perdido la cuenta de las veces que vomito a lo largo del día.

—¿Te encuentras bien, Danno? —Chin susurró a su lado.

—No lo sé.. Últimamente no me he sentido muy bien del estómago.

—Este malestar ya tiene como un mes. ¿Has ido al doctor?

—Si, creo que por hoy paso de comer camarones y cerveza —captó la atención el causante de su malestar más grande.

—¿Danny Williams rechazando camarones y cerveza? ¿Quién eres tú y que le hiciste al detective? —se burló mientras, Komakona ponía sobre la mesa los pedidos.

ℭ𝔯𝔬𝔫𝔦𝔠𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔲𝔫 𝔢𝔪𝔟𝔞𝔯𝔞𝔷𝔬 𝔠𝔞𝔬𝔱𝔦𝔠𝔬 | McdannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora