Día 12: 𝕱𝖚𝖌𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖑𝖊𝖈𝖍𝖊

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Danny había empezado a producir leche desde los cuatro meses, pero nunca había tenido el problema que se estaba presentando en ese instante, incluso había pensado que se había salvado de pasar ese incómodo momento.

Al parecer no.

Con una maldición entre dientes se levantó en la madrugada al sentirse completamente mojado a la altura de los pectorales.

Lanzó una mirada a su lado, dónde su pareja estaba completamente dormido.

3:45 am.

Nadie dijo que un embarazo era fácil, los primeros meses tuvo que lidiar con las náuseas, los vómitos, los malditos antojos, y luego tuvo que lidiar con las hormonas, con los cambios físico por los que su cuerpo tiene que pasar, y al parecer nunca acaba porque ahora tenía que lidiar con las fugas de leche que estaba teniendo.

—Vamos a ver, por ahora es lo único que tengo.

Sentado en la mecedora en la habitación del bebé, empezó a masajear el pecho para que la leche comenzará a estimularse. Al ver que comenzaban a salir de nuevo las gotas, se puso el extractor y al sentirse menos congestionado no pudo evitar un suspiro de alivio.

—¿Qué haces? —La voz del marine lo exaltó.

—¿Qué haces despierto? Mañana tienes que viajar a Corea del Sur.

—Está bien, Danno. Puedo dormir en el avión un momento, solo me asustó el no encontrarte en la cama. ¿Todo bien?

El comandante se arrodillo a un lado de la mecedora y prestó suma atención al extractor.

—Lo está, me estoy sacando la leche. Es lo que me despertó.

—¿Y qué harás con la leche que saques? Es decir, aún falta un mes para que el bebé nazca.

—No lo sé, no lo había pensado, solo quería desahogar tanta presión.

Por un momento Steve no dijo nada, la voz cansada de Danny lo hizo pensar en algo.

—¿Quieres que te ayude?

—Si ¿podrías traerme el otro extractor? —Señaló la cuna —Lo dejé en el cambiador.

—Venga, mejor en lugar de desperdiciar puedo yo ayudarte. Porque cariño, se te ven... Espectaculares.

Una suave risa resonó por la habitación —¿Me vas a ayudar cómo?

Steve le lanzó una mirada de superioridad al rubio, con una mano agarro con delicadeza el pectoral que está libre del extractor y comenzando a masajearlo.

—Steve ¿Q-Qué haces? —Soltó un jadeo.

El comandante no respondió, siguió comentado en su trabajo, ya que al ver que empezaba a gotear paso su lengua por el camino que está recorrió.

Sin cuidado, el rubio despegó el extractor de su pecho dejando rastros de leche por todo el pezón, inmediatamente el marine cambió de pecho, acercando su boca comenzó a succionar y con ayuda de su mano masajeaba el pectoral. Terminando de sacar la leche restante.

Por otro lado, para Steve aquello era algo totalmente nuevo. Maravillado sentía como el líquido pasaba por su boca, y al probarlo era demasiado dulce.

—C-creo que ese ya está vacío —Jadeo entre cortado. Soltó un gemido al sentir los labios sobre su otro pecho lleno.

—Entonces vamos a ocuparnos de este.

—Sería un alivio si tú no convirtieras esto en algo erótico y sexual. —Se quejó el menor al sentir la lengua del comandante jugar con su pezón.

—Pero de que te quejas Danno. Tan solo ve como lo estás disfrutando

La habitación se llenó de risas y gemidos por parte de ambos, si así iba a calmar sus fugas de leche, entonces Danny estaba más que complacido de que ocurriera.

Para fortuna del detective si sus pectorales no tenían sobreestimulación, no corría tanto el riesgo de padecer tantas fugas de leche. Todo era culpa del animal que tenía como novio y pareja, al parecer las hormonas le afectaban más a él que al rubio.

—Gracias, Steve. Esto mejoró demasiado.

—Me alegra ser de ayuda. Ven, vamos a dormir un rato más.

Danny agradecía demasiado tener a Steve, sabía que el marine hacia lo mejor que podía para ayudarlo a sobre llevar el embarazo. Lo amaba.  

ℭ𝔯𝔬𝔫𝔦𝔠𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔲𝔫 𝔢𝔪𝔟𝔞𝔯𝔞𝔷𝔬 𝔠𝔞𝔬𝔱𝔦𝔠𝔬 | McdannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora