Día 10: 𝕮𝖔𝖒𝖕𝖗𝖆𝖘

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Al llegar a la escena del crimen, con ayuda de Chin caminaron hasta donde estaban Kono y Steve revisando, a su espalda sentía la mirada que muchos de ellos le enviaban y no era para menos, ese día Danny se veía brillante y llenó de energía. La magia del embarazo.

—Hola.

—Hola, cariño. Oí que te compraste un vestido. —El comandante lo miró desde abajo con cierto toque de burla.

—Así es.

—¿Algo que deba saber? —Ambos se miraron por un par de segundos. Steve incorporándose.

—Nada que no sepas ya, me gusta usar vestidos, sobre todo en este estado. Siempre comodidad. —El rubio soltó un suspiro de irritación.

—Amor, lo sutil no es lo tuyo, sólo espero que hayas comprado uno bonito con escote para poder mostrar tu hermoso cuerpo, sobre todo esos dos hermosos pectorales. —Mencionó entre risas mal disimuladas, el rubio soltó un resoplido, y volteo a mirar a los dos primos que estaba contemplando la escena con una sonrisa burlona y divertida.

—Ay que gracioso, como siempre. Si esta es tu forma de vengarte y hacerme enojar por haber ido de comprar con mi hermano y no contigo, no va a funcionar, Steve.

—¿De que hablas Danny? Tu puedes ir de compras con quien tu quieras...

—Además para tu información, me compre un vestido porque me inscribí en un par de clases de baile prenatal para cuando se acerque el momento del parto y ayudar al bebé a acomodarse.

—Ah... —Steve les lanzó una mirada rápida a los primos antes de volver a ver su novio —Pero no sabes bailar.

—¡Claro que si! Sólo que no suelo hacerlo mucho.

—Esa excusa es buena.

—¿Disculpa? —El rubio se volteó con rapidez hacía Chin, y le lanzó una mirada incrédula.

—¿Se te olvida que te vimos bailar en mi boda hace un par de meses?

—¿Y su expresión de extasiado? Como olvidarla —Se unió a las burlas Kono, provocando la risa de los otros dos hombres.

—¿Ya terminaron? ¿De burlarse de un embarazado? —Se cruzó de brazos —Y yo que los estaba considerando para ser padrinos de mi hijo.

El marine se acercó y rodeó al menor., depositando suaves besos en su cabeza.

—Lo siento, cariño. Ven, ya terminamos aquí, vamos al cuartel mientras tú, mi pequeño lucero, me cuentas como te fue en tú día de compras con tú hermano.

—Necesito enseñarte todo lo que compre. ¡Había trajecitos muy bonitos! ¡Y compré también un par de cobijitas!

—¿Más cobijas? —Con un brazo sobre sus hombros, Steve comenzó a caminar y junto consigo a Danny.

—Bueno, el bebé nacerá en época de frío.

—Te llevaré a casa a descansar, tal vez en la noche cuando llegué puedas enseñarme todo lo que compraste ¿si?

—De acuerdo. —Susurro derrotado el rubio.

Steve se sentía mal de no poder disfrutar completamente el embarazo de su novio, y es que siendo él el jefe de cinco-0 constantemente tenían muchos casos que atender.

Con la ausencia de Danno, el trabajo había incrementado.

Aún recuerda la carita de decepción que puso el detective cuando le dijo que no iba a poder ir con él a comprar las cosas del bebé y tuvo que ir con su hermano menor.

Cuando llegaron a su casa, le ayudo a bajar todas las bolsas que traía en la cajuela, Steve lo vió moverse por toda la casa, acomodando y limpiando, fue entonces que la realidad cayó sobre el moreno: ya solo faltaban dos meses más para que el rubio diera a luz y sentía que no había hecho nada bonito por él.

Ni siquiera había podido ir con él a comprar las cosas del bebé. Creía que lo minímo que podía hacer era desempacar todo lo que compro y acomodarlo, aprovecharía para enseñarle un par de disfraces que compró el otro día que fue a recoger a Danny a la casa de su madre Dorys.

Sorprendió al rubio cuando rodeó con sus manos el vientre, deteniéndolo de hacer lo que sea que estaba haciendo.

—Creó que Chin y Kono se las pueden arreglar por un par de horas. ¿Por qué no te ayudo a desempacar y me enseñas todo lo que compraste?

—¿De verdad? —Danny se recargó en pecho del moreno, el cual lo besó y acaricio su vientre abultado —Me encantaría, pero no quiero que descuides el caso. Ya habrá tiempo para enseñarte lo que compre.

—Esta bien, Danno. Quiero quedarme y pasar tiempo con mi novio, que esta embarazado. No siempre lo vas a estar.

—¡De acuerdo! —Entre los dos comenzaron a sacar todo de las bolsas.

Biberones, pañales, toallitas humedas, ropa de bebé, ropa de lactancia, cobijas, juguetes –cortecia del tío Matt–, el ambiente se llenó de risas.

—¿Qué es esto? —Danny saco un par de paquete de plástico de una bolsa

—Son disfraces, de unas piernas montadas sobre un dinosaurio.

—Vaya... Uno es de niño y el otro de adulto —El rubio miro con una ceja alzada al comandante —Si sabes que este disfraz es para un niño de 3 años ¿Verdad? Y tú hijo apenas va a nacer.

—Puedo esperar tres años —Lo miró con una sonrisa incrédula, su mirada se dirigía de los disfraces a su novio —No me mires así, Danno. No lo iba a dejar pasar, luego en dónde lo encuentro.

—Eres todo un caso, Steve.

A pesar que a Danny le hubiese encantado ir a comprar cosas para su monito junto a Steve, agradecía que el comandante haya decidió quedarse con él un momento y poder enseñarle todas las cosas bonitas que compró.

Ese simple gesto, calentó su alma y su corazón se sintió reconfortado. Cada vez estaban más ansiosos por tener a su hijo en brazos.

ℭ𝔯𝔬𝔫𝔦𝔠𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔲𝔫 𝔢𝔪𝔟𝔞𝔯𝔞𝔷𝔬 𝔠𝔞𝔬𝔱𝔦𝔠𝔬 | McdannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora