14. Primer pérdida

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CAPITULO 14

Primer pérdida

Blaine dormía en una de las tres habitaciones de la casa. Hacía días que le costaba dormir, y cuando lo lograba era solo por muy pocas horas, o lo hacía en el día cuando se sentía mas seguro. A diario recibían noticias de algún fallecido, o los escuchaba sufrir por las noches, como una película de terror en la que vivía. Giraba y giraba, pero nunca hallaba un a posición en la que su corazón dejara de palpitar tan fuerte. Se aferraba a su almohada, se aferraba a sus sabanas, pero nada le calmaba.

Su corazón latía mas y más rápido, pensar en que en cualquier momento le podría pasar a él o a alguien que enserio le importaba, eso le mataba. Y es que no había forma de evitarlo, evidentemente pasaría, tarde o temprano, pasaría.

Su garganta se hizo nudo, se repetía a si mismo cientos de veces que se calmara, que todo estaría bien, que descansara ahora que podía, pero era inútil, cada que el sueño llegaba a él se frenaba a si mismo con la idea de que no despertaría, de que si tan solo hubiera vivido una generación antes, una después, no estaría en esta prisión.

Comenzó a llorar, no podía impedirlo, llevaba ya meses en este lugar y no se había hallado a sí mismo, se sentía mas perdido y vació que nunca. Daba fuertes bocanadas de aire, necesitaba calmarse pero no podía, respiraba mas y mas fuerte pero le seguía faltando el aire. Se sentó rápido pero no paraban las lagrimas y su cuerpo temblaba como nunca, un gran frío lo rodeo, se sintió débil. Debes vivir, debes vivir se repetía, no puedes morir, no esta noche. Se abrazó a si mismo, comenzó a marearse, veía todo lo que estaba a su alcance doble, triple, ya no distinguía nada.

De pronto la luz se encendió, trato de hablar pero no pudo. Su piel estaba helada, no sabía que pasaba. Sintió esas manos sobre las suyas, no entendía lo que decía. Él gritaba pero Blaine no lo escuchaba. Esa mano paso por su mejilla, la acarició, apenas lograba sentirla.

Poco a poco escuchaba, en un ritmo desesperante, pero no sentía su cuerpo.

-Blaine, mírame, mírame- le pedía con firmeza -fija tu mirada en mis ojos- escucho en eco. Y lo intento, miro esos ojos azules, verdes, grises... poco a poco se estabilizaba, aunque un poco borroso, logró ver a Kurt con claridad.

-Kurt...- logró decir con esfuerzo

-No, no digas nada, Sebastian ya fue por ayuda, tu solo relájate, estarás bien ¿si?

-Estoy bien... no estoy mal, no estaré mal

-¿ya me ves y escuchas?- preguntó, y Blaine logró ver que sus ojos estaban rojos

-Si, pero mi cuerpo... tengo frío- Blaine se aferro a las manos de Kurt que tomaban las suyas.

-estarás bien, te lo prometo- Blaine le sonrió, que esas palabras vinieran de él le daban esperanza. Quería besarlo, quería esos labios. Pero no podía.

-ya traje al señor McCarthy- anunció Sebastian entrando al lugar. El joven, entro con una caja, de la cual saco algunos aparatos médicos, empezó a checar a Blaine, desde pies a cabeza. Mason McCarthy era un chico, que aunque contagió el vih por una noche fuera de control, había sido un gran estudiante de medicina. Su familia siempre fue distinguida por ser de alto nivel académico. Si, estaba prohibido tener médicos que checaran a las personas en este aislamiento, pero todos habían guardado el secreto con respecto a Mason, que ayudaba a todo aquel que lo necesitara.

-Todo esta bien-dijo Mason -fue solo un ataque de pánico, de miedo, que es completamente justificable, pero debes cuidarte, eso puede ser malo de verdad- Kurt suspiró aliviado, y le sonrió a Blaine, el cual le devolvió el gesto.

Fingiré no amarte - Klaine Kurt y BlaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora