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Narradora omnisciente

La coreana coreana habia citado al pelinegro a un parque cercano a su departamento, algo alejado para donde se hospedaba Jay, pero aún así jamas se negó a ir hacia allá. 
A pesar de que era un parque pequeño y solitario, era bastante acogedor, transmitía cierta paz que era casi imposible explicar aquel sentimiento de satisfacción. 

La chica ya se encontraba allí, reposando en uno de los bancos que yacía en ese lugar, quien mantenía sus ojos cerrados sin mucha fuerza, dejandose llevar por la fría brisa que estampaba en su rostro y elevaba su cabello hacia atrás. Rápidamente sus ojos se abrerieron a sentir unos pasos atrás de ella, que hizo que se sobresaltará del susto mirando hacia arriba encontrando a Jay con una leve sonrisa. 

― Llegaste pronto. ―pronunció la chica reincoporando su posición. 

― Si... ―respondió suave― A esta hora no hay trafico, así que aprovecho al máximo. 

Él tomo asiento al costado de la chica y ambos se mantuvieron en silencio, un silencio que para Hanna era incómodo y para Jay era acogedor porque estaba a su lado. A pesar de que no sabia el dolor que le causo su situación, era momento de hablar. 

― Yo, lo siento. ―hablo Jay rompiendo el silencio, siendo callado por la chica. 

― No pidas perdón Jay, ya no vale nada decirlo ―alzó un poco la voz restandole importancia― Te estuve esperando por tanto tiempo y sigo pensando que fui muy ingenua en esperarte con los brazos abiertos, perdón si es de manera directa. ―se disculpó de ante manos sabiendo que de igual forma le dolería. 

Y sin embargo, se mantuvo en silencio. Admitía que le habia dolido, ver pronunciar esas palabras con enojó y repulsión proveniendo de la chica, lo hacia sentir demasiado mal, su alma se estaba llenando de tristeza, sus sentimientos se cohibían nuevamente, podía sentir que su corazón se estaba rompiendo una vez más. 

― Por qué? ―preguntó de forma inaudible con la voz entre cortada. 

― Qué? ―repitió  la chica al no alcanzar a escuchar. 

― Por qué simplementes dejas todo atrás y vives el presente? ―pudo mirar a la chica a los ojos una vez más, mientras las lagrimas se escapaban de manera rebelde de sus ojos, casi no podía ver por ellas. 

Ella se quedo callada, dejando que él hablará. 

― Ahora que estoy aquí, me tienes aquí, simplemente me dejas ir y me duele, me duele mucho. ―rompió en llanto. 

La chica tomo aire y lo soltó para luego hablar, se tenía que mantener fuerte por ella y su salud mental. 

― No me pidas que me quede Jay... ―dijo haciendo una leve pausa y él la miro con sus ojos aguandos, rojos por haber llorado un poco― Por ti pase años de sufrimiento, encerrada, llorando en mi habitación y convenciendome a mi misma que en algún momento volverías, no fue así, jamás volviste, trayendome consecuencias, asistí a terapias... Por las benditas alucinaciones que tenia en ese instante y los únicos que estuvieron conmigo fue Sunghoon y Soobin, nadie más. 

Jay se quedo impactado ante todo nuevamente, solamente su ida le causo daño y su honestidad lo estaba comiendo por dentro, como si fuera victima de una carne podrida que esta siendo deborada por los gusanos. Sus palabras dolían, mas que una apuñalada por la espalda, las manos de él temblaban, sabia que ya no tenía vida en la batalla. 

― Te hacia cartas, escribía en un cuaderno versos y poemas para ti que sabia que jamás serían escuchados por ti. Me hice falsas ilusiones, llegué incluso a estampar mis manos contra la pared deseando que fuera tu pecho al cual las apoyaba para dejar de sentirme tan sola y tan vacía... ―sus ojos se comenzaban a llenar de lágrimas cada vez que hablaba― Me hice ideas tontas al pensar que viviríamos felices los dos, cuando solamente te marchaste, me dañaste y no pensaste las consecuencias de tus actos... Y si, sé que tu padre te obligo Jay, pero, piensa.. Te fuera ayudado, fueramos aclarado todo, lo fueramos hablado como personas civilizadas, pero dicidiste irte sin más y no serme honesto..

Era cierto, cada palabra que salían de sus labios eran ciertas, mientras el corazón de Jay cada vez se partía en mil pedazos a medida de que pronunciaba cada palabra, se estaba destruyendo y estaba sufrimiento demasiado. 

― Elijo a Sunghoon, él siempre se quedo conmigo a pesar de todo, me acompaño en mis buenos y malos momentos, me dio calor cuando sentía frío en las madrugadas cuando solamente yo pensaba en ti y lloraba. Nunca me presionó a olvidarte e incluso me dijo que él estaba aceptando que en mi corazón no habría más nombre tatuado que el tuyo, que siempre pensó que tú serías el que siempre estaría allí.. Y Jay ¡MALDITA SEA, ESTO ME DUELE Y ARDE COMO NO TIENES IDEA! ―confeso entre lagrimas. 

― Y-yo lo siendo demasiado Hanna, sé que nunca seré alguien como él y... ―fue interrumpido por la más baja. 

― Jay, yo te amo así como eres y siempre lo haré. Jamás dejaré de hacerlo solo porque me has hecho daño, marcaste mi vida, en mi corazón siempre estarás tú, pero en otra vida será... Recuerdo también las noches que me recostaba en el cesped y contaba las estrellas, pensando que ambos estabamos agarrados de las manos y contando una tras una, mientras las lagrimas nunca dejaron de desplazarse por mis mejillas, queriendo volver al pasado y disfrutarlo... Y ahora solo quedará en mi conciencia... ―relato la chica con euforia. 

― Te amo Hanna, siempre te amaré. ―pronunció Jay con nostalgia mientras tomaba su mano. 

El corazón de Hanna pudo descansar una vez más del sufrimiento al saber que siempre fue correspondida, solamente que en esa vida Jay no sería su amor, sino en la proxima. 

― Espero y seas feliz contando estrellas con alguien más.

― Solamente estaré dispuesto a contar las estrellas si eres tú la que me acompaña. 

― Ya no seré más yo Jay, solamente acepta que ambos no podemos estar juntos por más que nuestro amor sea fuerte, hay que seguir nuestras vidas. Tenemos que ser felices y no aferrarnos a un amor que se cago por nuestras acciones; tú por no ser honesto y contarme, y yo por esperarte siempre como una estúpida. 

Jay al escuchar eso alzo un poco la mano de la chica para besarla, mientras una lagrima fría se deslizo por su mejilla izquierda. 

― En ontra vida serás mi princesa.. ―susurró viendola marchar. 

Cuando la chica desaparecio de la vista del pelinegro, cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar con fuerzas, mientras con ambas manos presionó fuertemente el cesped casi arrancandolo de su sitio. 

Le habia afectado demasiado sus palabras, sus mismas acciones, su cobardia de no correr tras ella. Pero, quería que fuera feliz, muy feliz, que le devolviera la felicidad que él mismo le habia quitado con su asencia, por una vez dejo de ser egoísta por más que le dolía. 

 ❝Tenía que aceptar que para siempre ella no sería.❞

Counting stars | Jay Park (Enhypen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora