Catch me if you can.

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Ok, mocosos... -Steve hablaba fuerte a su grupo, sus manos colgaban ligeramente de sus caderas. Frente a él tenía a Dustin, Lucas y Mike, los cuales miraban cada uno de sus movimientos con suma atención. -Quiero que sea un juego limpio, ¿entienden? -Los tres chicos asintieron. -Quiero que disparen a su objetivo en el cuerpo, justo en los trajes protectores. No en la cara; no a las manos, y no a los pies. ¿Me oyeron? -Y otra vez recibió la confirmación por parte de los tres menores, quiénes se miraban entre ellos como queriendo reírse del liderazgo del castaño. -El primer equipo en lograr abatir a todos los jugadores del otro bando, gana. Si logramos traer la bandera contraria a nuestro fuerte antes, también ganamos. Cuiden en todo momento nuestra fortaleza, que nadie se meta. -Los miró amenazantes, pero a ninguno de los chicos parecía importarles. Se dió por vencido. -Cada jugador tiene tres vidas. Por cada que te disparan, vuelves hacía atrás, al principio del juego. Si ya te han dado tres veces, quedás afuera del juego. -Continuó explicando. -El primer equipo en quedarse sin vidas, pierde. -Finalizó, ya sin mucho entusiasmo. Los contrarios parecían exasperados, ya querían empezar a jugar. -Ahora largo.

Y sin decir más, aplaudió fuerte, logrando que todos se disiparán. Luego se giró sobre sus talones para mirar hacia el otro rincón del gran lugar. Por debajo de sus gafas protectoras, Eddie lo miraba satisfecho, amenazante. A su lado estaba Robin, quién le hacía señas de muerte y fingía dispararle a la distancia. Steve les enseñó el dedo del medio con aire superior. Will y Jane sólo observaban todo desde atrás de los mayores, sin acotar mucho a la competencia.

Las vacaciones de primavera habían acabado hace pasados dos meses, y ya el calor del verano próximo se hacia presente. Los niños habían decidido salir a divertirse, y luego de mucho insistir, convencieron a los tres adultos a ir a una partida de paintball. Por lo que ahora se encontraban en una especie de descampado, con sólo algunos bloques de paja que los ayudaría a atrincherarse y esconderse del enemigo.

Eddie y Steve habían sido seleccionados como capitanes de cada equipo, y fue Robin quién se encargó de lanzar una moneda para elegir quién comenzaría a seleccionar su batallón. Para su suerte, fue Steve quién ganó y se apresuró a elegir a Dustin, ganándose algunas malas palabras por parte de Eddie que se había indignado pero rápidamente paso a elegir a Robin. Lo que no sabía Munson, es que Robin tenía dos pies izquierdos y probablemente, lo mismo en las manos. Por lo que tener a Dustin en su equipo seguía siendo una ventaja enorme para Steve, y es que Henderson vivía los juegos extremadamente personales, y con eso me refiero a que verdaderamente se tomaba a pecho ganar, por lo que ponía todo de sí para lograr salir victorioso en cada maldito juego.

¿Qué mierda haces? -La voz detrás de su espalda lo arrancó de sus pensamientos. Steve rápidamente se dió vuelta para mirar a su amigo.

¿Con qué o qué? -Cuestionó confundido.

Estás parado ahí como un idiota en vez de estar preparándote para ver sangre. -Harrington quería reír, pero la mirada de Dustin lo hacía saber que hablaba en serio. -Te lo advierto, Steve... -Y juntó las yemas de su pulgar y su índice. -Si te has atrevido a ponerme en tu equipo sólo para pasarte la partida mirando a tu estúpido novio y hacerme perder, voy a matarte. Y cuando digo que voy a matarte, me refiero a que me encargaré de entrar por la noche a tu cuarto, cortarte en pedacitos y servirte como comida para mi gata.

El castaño se quedó perplejo por un segundo, asimilando cada palabra que había pronunciado el menor. Sí que ese niño podía ser intenso. -Ok, primero... -Comenzó, recargando su peso en uno de sus pies. -Munson no es mi novio. -Dustin le arrojó una mirada de exasperación. -Segundo... Amigo, en serio. Deberías hablar en terapia sobre tu pequeña obsesión con la competencia, no es normal. En serio creo que se te está por salir un ojo de la cara por los nervios. -Steve sonaba preocupado, pero el menor simplemente se encogió de hombros, restándole importancia. -Y tercero...

Don't ya, big boy? [Steddie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora