When no one sees.

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Los gritos del ambiente lo estaban saturando más de lo que quisiera, causando que detrás de su nuca una burbuja de dolor, ya algo inaguantable, se formará. No sabía si por la posición o por que llevaba más de tres horas escuchando aquellos alaridos.

Se limitó a estirarse un poco, mientras que el reloj de su muñeca le indicaban las once pasadas. Su cuerpo se hundió más en el sillón de tres cuerpos donde se encontraba sentado, queriendo maldecir por dentro por haber aceptado la invitación a la fiesta de los Wheelers.

De cierta forma, tenían que despedir a Nancy y Jonathan que partían a sus respectivas universidades, por lo que no pudo protestar mucho cuando fue arrastrado por Robin hacía el sótano de los antes nombrados. Ella aseguraba que necesitaban un poco de diversión en sus vidas, pero Steve ya no estaba seguro de querer ir de fiesta en fiesta, más bien estaba pensando en tener un año sabático de su vida en general, en algún lugar paradisíaco y lejos de ser la niñera del pueblo. Ahora, lo que nunca imaginó es que la supuesta fiesta a la que lo estaban obligando a ir contra su voluntad y todos sus derechos, de pronto se convertiría en una partida interminable de D&D, dónde los menores sólo gritaban palabras casi inentendibles alrededor de la mesa que se encontraba justo en medio del lugar, entre lo que Steve creía que eran quejas, halagos, estrategias y desconciertos.

Por su parte, un algo despeinado, agitado y aniñado Eddie parecía relatar una historia con un hilo constante de sucesos, del cuál los demás se encontraban totalmente absorbidos y tenían que tomar decisiones tales para que el relato tomará un hilo y forma, o al menos eso era lo que había creído entender.

Sinceramente, había pasado más tiempo observando cada expresión en el rostro del mayor, quién parecía disfrutar más que cualquier otro en la habitación del peculiar juego, procesando voces distintas, incluso gestos. Había jurado escucharlo imitar la voz de lo que, según él, era una doncella en apuros. Realmente no parecía brotar ningún tipo de vergüenza por parte del contrario al hacerlo, sólo se observaba un disfrute que había notado en él pocas veces, mayormente a la hora de hablar de música o tocar su guitarra.

Lo cierto es que Eddie era un chico en parte extraño ante los ojos del castaño, quién trataba de armar teorías del por qué su personalidad era tan extrovertida, como descifrando un código encriptado. Creía que realmente no había tenido infancia y por eso había absorbido tanto el deseo y la necesidad de mantenerse aferrado a aquel juego de rol que parecía liberar una parte de él que simplemente danzaba con facilidad sobre el escenario, permitiéndole ser un niño libre, dejando todo en segundo plano y convirtiéndose en el protagonista del lugar. Parecía ser feliz cuando los demás prestaban tanta atención a sus acciones. Era interesante, debía admitir.

Su mirada se movió con rapidez, siguiendo los movimientos del rizado cuando este de pronto saltó sin motivo aparente sobre la mesa, exaltando a todos en la habitación. Parecía fingir que su brazo derecho había sido arrebatado y vociferaba sobre cómo este había caído sobre sus rodillas, tratando de tomar a "Will el sabio" con la última fuerza que obtenía de las garras de su única mano. La expresión y el brillo en los ojos de los niños era especial, sin dudas; Eddie desprendía magia para ellos.

Steve escondió la sonrisa tonta que relució de forma espontánea en su rostro, tratando de mantenerla fuera del campo visual de cualquiera por detrás de su cerveza, fingiendo estar interesado en ella.

No me digas que estás empezando a considerar unirte a los cerebritos. -La voz de Robin lo sacó de su trance, obligándolo a pisar tierra firme.

¿Qué? No. -Se burló, dejando salir un tono de incredulidad en su voz.

Genial porque ya tengo suficiente con escuchar a Eddie decir "mi lady" cada dos oraciones, sería una tortura eterna tener que escucharte a ti, Dingus. -La nariz de la rubia se frunció levemente en desagrado, él supuso que estaba imaginando aquella situación. -Te golpearía el rostro. Sí, sin dudas lo haría.

Don't ya, big boy? [Steddie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora