Full grey.

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No es necesario que hagas esto. -La voz del rizado se oyó cuando abandonaron el vehículo. Steve cerró la puerta del conductor tras él, cargando unos tulipanes blancos en su diestra, rodeando el coche para alcanzar al susodicho que había adelantado algunos pasos.

No me molesta hacerlo. -Le aseguró, sintiendo la necesidad de rodear sus hombros con su brazo libre al llegar a su lado. Enseguida se detuvo mentalmente y prosiguió el camino cordialmente a su derecha, apenas chocando sus hombros mientras daban pasos ligeros colina arriba.

Sí, bueno... -Prosiguió, mirándolo de reojo mientras sus manos jugaban con un sobre que colgaba suavemente de sus dedos. -No estás obligado a venir. -Aseguró. -Es decir, yo no lo conocía pero sé que no fue alguien muy bueno para ti... Y no quiero que sientas que tienes que hacerl-

Oye... -Harrington lo cortó de raíz, posando una mano en su pecho para frenar sus pasos. Efectivamente lo logró, quedando ambos en medio del camino. El mayor evitaba mirarlo, por lo que bloqueó su campo visual para enfrentarlo. Los ojos de Eddie apenas podían mantenerse abiertos debido al sol que asomaba por la cima y golpeaba en su rostro. -No tienes que hacerlo solo. -Le explicó, tratando de llevar tranquilidad en sus palabras.

Miró a su alrededor, contando con que no había nadie en las cercanías del lugar que pudiera estar viéndolos o juzgando alguna de sus acciones. Aprovechó aquel momento para acercar su mano a uno de sus brazos, acariciando el mismo con la punta de sus digitos hasta llegar a los ajenos que colgaban del borde de su jean. Desenganchó estos del antes nombrado y entrelazó las puntas de los ajenos con los suyos, acariciando y sintiendo sus yemas bailar sobre las propias. Un tacto suave; un pequeño gesto queriendo reconfortar al mayor. Finalmente se deshizó del mismo, dejando caer su mano a su costado. El rizado le ofreció una leve curva con sus labios, un intento de sonrisa en vano.

Dejame acompañarte en esto, Eddie. -Sus ojos se veían suplicantes, en serio quería que el mayor entendiera que estaba ahí para él y que no debía cargar con eso solo. Este terminó asintiendo luego de unos momentos en silencio, con su rostro no del todo convencido pero ya algo persuadido por el castaño. Ambos retomaron sobre sus pasos.

Caminaron aproximadamente dos minutos más hasta que chocaron de frente con el gran molde de roca incrustado en el suelo. En este se divisaba en letras grandes y talladas de forma prolija el nombre de Billy Hargrove. 'William Hargrove. Se fué, pero no fue olvidado' decía el epitafio. Steve no veía esa tumba desde el primer incidente con Max; su cuerpo entero se erizó inevitablemente ante el recuerdo. Tuvo que sacudirse mentalmente para volver en si. Eddie en cambio siguió el camino hasta encontrarse sobre el rectángulo, inclinándose lentamente hasta quedar de cuclillas frente al nombre del susodicho. Limpió un poco el resto de las flores muertas que reposaban sobre la piedra, al igual que arrancó algunas hojas que ya habían comenzado a perecer sobre el césped. Sacó el pañuelo negro de su bolsillo, con este limpió un poco de la tierra que se estancaba entre las hendiduras de las letras. Luego procedió a sentarse, guardando el antes mencionado en su bolsillo nuevamente, sacudiéndolo antes de cometer la acción. Steve lo imitó, sentándose sólo unos centímetros por detrás de su cuerpo para otorgarle un poco de espacio, algo de privacidad creía él, aunque también no muy fanático de la idea de reposar su trasero sobre tierra santa.

Amigo... -Habló Eddie. El castaño lo observó, pero rápidamente se dió cuenta de que la voz no estaba dirigida a él, por lo que sólo guardó silencio, manteniéndose ocupado en el ramo de flores que aún colgaba en sus manos. -Pasaron unas semanas desde que vine a verte, y lo sé... Estás enfadado. -Una risa nerviosa escapaba de los labios que parloteaban. -Nada que un cigarro no arregle, ¿verdad? -Y como si estuviera realmente manteniendo una conversación con el difunto, desenfundó su caja de cigarros y encendió uno sobre sus labios, no sin antes posar uno apagado sobre la tumba, guiñando un ojo al aire. Luego se volteó a ofrecerle a Steve, pero este lo reclinó con un gesto sutil con su diestra. El rizado volvió a lo suyo y prosiguió, dejando el cigarrillo ya encendido colgando de sus labios mientras rebuscaba en el suelo por el sobre que antes traía en manos. El mismo fue reposado sobre el césped, y luego fue pisado por una pequeña roca que se encontraba cerca, la cual aseguraba que no se movería del lugar.

Don't ya, big boy? [Steddie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora