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¿Estás seguro de que es por aquí? -El menor hablaba, escondiéndose tras el mapa que portaba en sus manos, abriendo este de forma exagerada, inclinándolo de un lado a otro para tratar de entender si estaban yendo en la dirección correcta. Steve ni siquiera entendía si lo estaba mirando de forma correcta. Eddie, por su parte, trataba de mantener la vista en la carretera, pero Steve dificultaba eso al obstruir parte de su vista con sus inquietas manos.

Te dije que sé llegar al lago Overton, no necesito el estúpido mapa. -Hablaba entre dientes, ya exasperado por la poca paciencia y confianza por parte de su copiloto.

Dijiste eso hace más de dos horas atrás, pero yo sigo viendo que estamos andando sin rumbo. -Refutó, bajando de forma exagerada el papel, haciendo un estruendo con él.

Eddie lo miró incrédulo. -Me sorprende que tengas tantas dudas para mi capacidad vial.

No tendría dudas si no quitarás la vista del camino, cariño. -Y con un movimiento rápido con su mano, empujó el rostro del chico de nuevo hacía la carretera. Un sonrojo se hizó presente luego de aquel apodo tonto.

Tú me estás distrayendo, Stevie. -Se quejó en voz alta.

¿Yo? -Cuestionó indignado, acomodándose en su asiento. -Yo estoy tratando de ayudarnos a llegar a destino antes de que esta cosa se quedé a medio camino o nos llevé a una muerte inminente. -Se refirió al auto de Munson, ofendiendo a este un poco, quien enseguida le siseó.

No digas eso. -Lo retó. -Mi bebé es sensible y te escucha. -Dicho eso, acarició el volante con la palma de su mano. -Él sólo está bromeando, bebé. Este bobo grandulón no sabe que eres una fiera. -Steve tornó los ojos a blancos.

Genial, ahora estoy en una camioneta oxidada con un loco que le habla y le ruega para que no nos dejé a pie. -Masculló, girándose para observar el cielo por su ventana.

¿Sabes? -Habló el mayor, riendo castamente entre dientes. -Estás comenzando a exasperarme, Harrington. Estoy a nada de patear tu culo fuera del auto.

Somos dos, Munson. -Y se cruzó de brazos, arrojándole una mirada de pocos amigos. Eddie sólo giró hacia él un momento para ofrecerle una sonrisa con todos sus dientes, dejando caer su cabeza hacia un lado. Luego volvió su vista a la carretera. Steve suspiró inconscientemente, grabando aquella imagen para él mismo en su memoria.

Y sin más que decir, el menor encendió la radio, esperando encontrar algo bueno en ella. Efectivamente lo hizó. Cerró sus ojos con satisfacción cuando la voz de Freddie Mercury envolvió la camioneta, cantando algunas estrofas al aire, golpeteando sus manos contra sus rodillas al ritmo de la canción. Eddie lo observó de reojo, sintiendo una calidez tremenda dentro suyo al verlo, para nada disgustado por estar escuchando Queen en su coche, sino lo contrario. El castaño era como una especie de dopamina para él.

Tocando las once pasadas de la mañana, lo cierto era que Eddie tuvo que admitir que se había perdido un poco, por lo que optaron por frenar a preguntar y pedir indicaciones, descubriendo que afortunadamente no se encontraban tan perdidos como creían. Sólo se habían desviado un poco del camino, por lo que volvieron sobre sus pasos, retomando la carretera principal y llegando en menos de veinte minutos al lugar. En el camino Steve iba tarareando una canción de Bon Jovi mientras se reposaba sobre el vidrio desinteresadamente. Su cabeza era sostenida por su mano, la cual adornaba su boca justo por debajo de su barbilla, mientras que su cuerpo se encontraba ligeramente relajado y con su zurda reposando sin mucho reparo en la rodilla de Eddie, dando un apretón sutil a esta. Steve no tenía ni la menor idea de lo que causaba en el mayor con esa simple acción, y él agradecía internamente por ello. El calor de ese gesto era tan adictivo que se sentía nervioso de sólo encontrarse disfrutándolo tanto.

Don't ya, big boy? [Steddie] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora