Un segundo estaba en una oscuridad profunda y al siguiente estaba en medio de tanta luz que pudo notarlo hasta sin abrir los ojos. Estaba en un lugar con tanto blanco, rodeado de nubes y un paisaje más hermoso de lo que alguna vez había visto.
¿Lo mejor? Fargan estaba a unos cuantos metros de él. De pie, tranquilo, viendo asombrado el paisaje.
—¡FARGAN! —gritó antes de salir corriendo hacia sus brazos.
—¡ALESBY! —El mayor lo recibió con la misma felicidad, abrazándolo y besándolo en cada parte de su rostro
—Creí que te perdía —dijo Alex antes de besarlo
Fargan tenía una sonrisa enorme en el rostro, aunque se redujo mientras movía sus ojos pensativos de un lado a otro —Alex... ¿Estamos muertos? —preguntó
En realidad no estaba seguro, volteó a ver al resto de los héroes, a lo lejos estaban Luzu, Auron, Lolito y Mangel, hablando de algo que no lograba escuchar.
Del otro lado estaban Rubius, Willy y Vegetta, abrazados y llorando... Alex vio el rostro de preocupación de Rubius y volteó a ver preocupado a Luzu, ambos tenían la misma expresión de... ¿temor?
Sospechaba qué estaba sucediendo, tantas horas de escuchar hablar a Luzu sobre cosas de los dioses tendrían que servir de algo —Creo que no... pero puede que lo estemos pronto
Los ojos de Fargan perdieron su brillo tan pronto como lo habían obtenido
—Siento tanto haber desperdiciando tanto el tiempo... por un miedo estúpido —se recrimino a sí mismo —Te amo Fargan y si nos encontramos en otra vida juro que voy a buscarte y te compensaré por todo
Fargan reía mientras una lágrima traviesa rodaba por su mejilla —Se que sí Alesbi, pero antes ¿te casarías conmigo? —dijo arrodillándose y sosteniendo un anillo invisible
Ambos rieron, no tenía demasiado sentido una propuesta así en un momento como este, pero no podía importarles menos
—Anda Alesbi, casa-t conmigo —añadió juguetón.
Alex asentía frenéticamente mientras se aventaba a sus brazos, besando a quien pudo haber sido su esposo.
A lo lejos el resto de los héroes los veían, felices y tristes a la vez.
—Eso fue masomenos lo que sucedió —dijo Willy al terminar de contarle (muy por encima) su historia a Samuel
Vegetta lo veía aun en shock, pero no porque su novio fuera un ex criminal, sino por todas las atrocidades que vivió. Instintivamente Willy busco refugio en Rubius, quien lo abrazó mientras ambos esperaban a que este dijera algo.
—¿Todo eso es verdad? —ambos asintieron —Joder Chiqui lo siento tanto, perdóname Willy... —decía mientras lo abrazaba.
Hasta ahora Willy no había notado el enorme peso que se estaba quitando de los hombros. Lloraba abrazando a su pareja, sintiendo paz al fin.
Rubius sabía perfectamente que estaban en la sala de los dioses y que no tenían demasiado tiempo. Aun así, veía a Willy y a Samuel con la misma mirada de siempre, ese agridulce sentimiento de ser feliz de verlos felices pero, sin poder estar en medio de esa felicidad.
El mayor alzó la mirada y lo notó. Antes de que el rubio pudiera decir algo Veg lo haló de un brazo para unirlo a ellos dos. Permanecieron así unos segundos antes de separarse gracias a que Vegetta le dio un pequeño golpe en la cabeza a Rubius.
—¿Y eso por qué? —preguntó riendo
—Por no haberme dicho
—¿Y traicionar mi confianza? —Preguntó el albino indignado —Rubius nunca me haría eso, me ama demasiado
—Además me enteré hace unas horas eh no creas cosas —se defendió haciendo a ambos reír
La sonrisa del albino desapareció poco a poco —¿Entonces estamos a punto de morir?
—Quizás —admitió desesperanzado el rubio, no tenía razones para mentirles
—En ese caso chicos, sé que entre ustedes dos hay algo... más allá de lo que hemos hecho algunas noches y yo, siempre tuve miedo de admitirlo, y es que es tonto porque... Rubius siempre he querido hacerlo realidad y no lo entendía pero nosotros... bueno al menos yo creo que...
—Te amamos —interrumpió el albino al ver como su novio no dejaba de balbucear. Le parecía inmensamente tierno, pero temía quedarse sin tiempo.
—¿Cómo? —el rostro de Rubén estaba muy enrojecido a pesar de su enorme sonrisa. Empezó a cuestionar haber muerto y estar en el cielo
Vegetta tomó aire y asintió —¿Recuerdas lo que hablamos de las almas gemelas? Que siempre sentí que hacía falta algo. Bueno no era algo, eras tú Rub —dijo poniendo su mano delicadamente en la mejilla del rubio, quien seguía sin creer lo que estaba escuchando.
El albino se enterneció con ello y se acercó para darle un suave beso, gesto que Samuel no tardó en imitar. No era como aquellos besos que tuvieron antes, llenos de puro deseo y lujuria, no. Este era entera y puramente de amor.
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Nuestros recuerdos - Karmaland
FanfictionAnsiosos esperaban la llegada de 4 nuevos guerreros a Karmaland, aunque no contaban con que la presencia de uno de ellos trajera de vuelta recuerdos del pasado de más de algún héroe del pueblo. Precuela: Nuestra Promesa