21 - Como la primera vez

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A pesar de la insistencia de Rubius, Vegetta no cedió. Terminaron celebrando en el bar del pueblo, que no estaba mal, pero no era tan divertido como una fiesta para sacarle de quicio al líder de los guerreros.

Unieron dos de las mesas y sentados los 9 decidieron hacer un brindis

—¡Por los nuevos guerreros! —exclamó Luzu levantando su cerveza

—¡Por Karmaland! —dijo Vegetta

—¡Por Merlon! —Bromeó Mangel

—¡¡¡Por que la próxima fiesta sea en casa de Vegetta y Willy!!! —gritó Rubius

—Oleeeeee —brindaron con alegría, era bueno ver que el grupo se había acoplado tan bien.

Pasaron una muy buena tarde en el bar, al anochecer Lolito y Mangel fueron los primeros en irse. La fiesta había terminado hace rato, Auron y Luzu ya llevaban más de 40 minutos en el baño y Rubius y Willy intentaban emborrachar a Vegetta aunque su plan no estaba funcionando.

Alex decidió que también era hora de irse y aunque no estaba muy seguro de que fuera buena idea, dejó que Fargan lo acompañara hasta su casa, después de todo nunca ha tenido buena tolerancia al alcohol y sabía que Fargan se encargaría de llevarlo a casa a salvo.

Les costó un poco subir los últimos escalones, pero la llegada fue relativamente fácil, en cuanto se encontraba frente a su casa Alex volteó a ver a la piscina y estalló en una carcajada

—¿Qué pasa Alesby? —preguntó Fargan riendo un poco al ver la graciosa expresión del menor

—Es que la piscina está congelada —respondió entre risas —y te acabo de imaginar intentando saltar a ella y estrellándote contra el hielo

—Me alegra que mi sufrimiento te cause gracias —respondió, en realidad ahora que lo imaginaba también se hubiera reído de él mismo

—Es sufrimiento ficticio, no tienes la cara aplastada —dijo Alex colocando torpemente una mano sobre el rostro del mayor

Aquello sí le sacó una risa —Anda, vamos adentro antes de que nos resfriemos —la noche era fría y ninguno de los dos llevaba un buen abrigo, aun así, aquello también era una excusa para quedarse un poco más con Alex

Abrió la puerta y lo invitó a pasar, quedándose un momento frente al espejo viendo su amuleto y sonriendo porque ahora, Fargan también tenía uno. Volteó a verlo con una sonrisa que llamó la atención del mayor

—Creo que es algo obvio, pero estoy muy orgulloso de ti

La sonrisa de Fargan cambio de su típica expresión divertida a aquel brillo en sus ojos con el que Alex estaba seguro de que solo lo veía a él —Gracias, significa mucho para mí que lo digas —respondió acercándose a Alex para ver el reflejo de ambos en el espejo.

Simplemente continuaron sonriéndose mientras un pequeño silencio los rodeaba, no era incomodo, no, era todo lo contrario, como si no necesitaran palabras para expresarse. Era agradable y familiar... y por eso mismo se cuestionaba cada vez más su decisión.

¿De verdad era tan malo arriesgarse? En momentos así no podía imaginarse a Fargan lastimándolo pero, también hubieron épocas donde no se imaginaba su vida sin su familia, hubieron días donde juraba que se casaría con Frank y también antes de eso hubieron otros en que estaba muy seguro de que pasaría el resto de su vida con Fargan, mucho antes de aquella noche de los incendios.

Su sonrisa disminuyó lentamente y Fargan lo notó

—¿Pasa algo Alesby? — preguntó preocupado, Alejandro caminó hasta el sofá, se sentó y a su lado hizo un gesto con la mano para que el otro hiciera lo mismo

Nuestros recuerdos - KarmalandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora