-¿Por qué me besaste?
-Me sorprende que hayas tardado tanto en preguntar.- Rio entre dientes, aún bajo la lluvia.- Te besé porque quería, es muy estúpido de tu parte preguntar.
-¿Vas por la vida besando a los hombres solo porque quieres?- Preguntó...
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-¿Vas a decirme qué te pasa?- Harry se paró en la entrada de la sala de entrenamiento en ropa interior, con un buzo y medias de Louis. El sol apenas salía, pero el ruso ya estaba jadeando luego de su pasada de piso.
-¿Por qué te sacaste mi anillo?- Soltó serio y un poco frío, y Harry alzó las cejas.- Estamos aquí hace un mes, pero te lo sacaste ayer.
-Entonces.- Comentó acercándose despacio, con el rostro aburrido.- No me hablaste durante toda la cena ni me abrazaste al dormir porque olvidé ponerme un anillo que me regalaste por navidad luego de lavar los platos.
-Regalo de navidad.- Chasqueó la lengua, molesto, y se alejó a la punta.- Muévete.
-Es un regalo de navidad.- Aclaró.
-Harry estoy entrenando, muévete.- Estaba enojado en serio, negado a mirarlo y sintiéndose de una forma que no había experimentado nunca antes.
-Como quieras.- Repuso luego de un silencio corto, hablándole frío el también, y se giró dispuesto a irse.
Cuando volvió a quedarse solo se obligó a enfocarse, y volvió a tomar un poco de carrera para dar otra pasada de saltos perfectos. Se concentró y se endureció, y dejó su mente en blanco por completo, siendo exigente y eficiente, controlando cualquier posible error en su rutina. Voló en el piso con sus piernas, dando un espectáculo increíble a la nada misma, pero al fin estiró sus músculos mientras iba por música, plantándose en el espejo luego de ponerse rápido sus zapatillas, su castigo perpetuo.
Rey es rey incluso muerto.
Entrenó como lo hizo en sus días de ballet, relajándose hasta lo imposible para sostener su elegancia y perfección. Bailó en blanco, indiferente, recordando cómo se sentía su cuerpo con el ejercicio exigente, pero sin mover una emoción en su corazón
Bailar no era volar.
Se sentó luego de mucho tiempo y se dispuso a estirar viendo al sol alto en el cielo, orgulloso, casi tanto como él. Mientras aflojaba su cuerpo cerró más su mente, porque Harry se había ido horas atrás y no había vuelto, ni él tampoco había ido a buscarlo.
Su príncipe no solo se había sacado su anillo, sino que lo olvidó como basura entre la suciedad de los platos y no le importó. Estaba herido o eso creía, porque prefería de buen grado que le claven un cuchillo en una pierna antes que seguir sintiendo esa opresión en los pulmones que lo acompañaba desde que vio las manos desnudas de su chico.
-Puta mierda.- Escupió cuando no pudo dejar de pensar, y cerró las piernas decidido, poniéndose de pie y saliendo del estudio como una bala. En la pileta estaba Liam, durmiendo con la boca abierta encima de un inflable, así que pasó derecho a la cocina. Chasqueó la lengua enojado cuando vio un té ya frío en la barra de la cocina, con el saquito aún puesto, y buscó a su chico en la habitación, furioso.- Harry.