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Un suave tarareo se escuchaba desde el vaporoso baño de colores suaves donde un hombre esbelto y hermoso se bañaba, girando a veces sobre su propio eje como si estuviera bailando. Tenía el pelo algo crecido, negro azabache como la noche más oscura, casi tan largo como sus pestañas curvadas que embellecían sus ojos de gema, esos ámbar que miraban al mundo detrás de un velo demencial.
La mente de Zayn estaba fuertemente amotinada contra sí misma, y el único mecanismo de defensa que encontró fue romperse por completo y enterrar con mil cofres los recuerdos que lo llevaron al desquicie. Su mente se había deformado al punto de no vivir la realidad porque había formado una idílica en su cabeza, donde su esposo le daba un beso mientras dormía y salía a hacer algunos trámites con Niall y Harry, entonces él se quedaba con Olivia jugando a las cartas hasta que decidía que quería entrenar un poco y colgarse de sus trapecios para disfrutar de su cielo. El rey del Bolshói no existía en su vida para nada más que alguna conversación trascendental donde admiraba su talento, tan maravillado como el resto del mundo que conocía el nombre de Louis Vólkova.
En el mundo real, Zayn Javadd llevaba casi cuatro meses internado en una institución mental. Su esposo no lo besaba mientras dormía, Niall y Harry no se iban con él, Olivia no era más que una mujer rubia que le seguía el juego porque estaba encantada con la atención que recibía, el rey del Bolshói era el hombre que odió hasta el punto de querer lastimarlo hasta que no vuelva a respirar.
Los médicos le comunicaron a Liam que el daño era irreversible, y él tomó esas palabras. Zayn estaría en ese lugar por el resto de su vida, en su fantasía de juguete que era cuidada por los enfermeros que lo único que podían hacer era seguirle la corriente y velar para que nada rompa su equilibrio.
Se miró al espejo empañado cuando salió de la ducha, y se secó con suavidad para no lastimarse la piel. Se puso sus cremas y lavó sus dientes, y estaba peinándose cuando golpearon la puerta.
-¡Liam, Dios, no me apures!- Reclamó.- ¡Te pregunté si querías bañarte antes que yo!
-¿Te acuerdas que hoy tienes visita?- Una voz dulce contestó.- Liam te espera allí.
-Bien, Oli, bajaré en un segundo.- Se exasperó poniéndose la ropa, tratando de recordar cuándo invitó a alguien a su casa.
Dejó con cuidado toda la ropa sucia en el cesto para bajarlo a lavar luego, y se puso zapatillas entre tarareos, pensando en hablar con su esposo para cambiar el colchón que ya estaba algo hundido. Agarró el libro que estaba leyendo de la mesita y salió cerrando la puerta, caminando el pasillo de su casa que parecía más largo de lo usual. Harry lo estaba esperando en el pie de las escaleras y le sonrió, despeinando con dedos suaves sus rizos actualmente cortos y bonitos.
-¿Y te dije que el pelo corto te queda bonito, Hazzie?- Le sonrió sin esperar respuesta, girándose.- ¿Mi esposo está en la sala?
-Segunda puerta, sí.- Zayn bufó.
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Aeternam
Romance-¿Por qué me besaste? -Me sorprende que hayas tardado tanto en preguntar.- Rio entre dientes, aún bajo la lluvia.- Te besé porque quería, es muy estúpido de tu parte preguntar. -¿Vas por la vida besando a los hombres solo porque quieres?- Preguntó...