Capítulo 17

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~Maia Adara~

—¡Hola! —le sonrío ligeramente al verlo sentado sobre su sofá— ¿Te encuentras bien?, Lo pregunto porque no fuiste al instituto hoy. —me siento junto a él en el sofá. El aroma que emana a perfume de hombre es maravilloso, como todo en él.

—Estoy bien, tuve una cita y por eso no fuí.

— Oh, una cita. —muerdo mi labio inferior. El hecho de pensar que a salido con una chica me acelera el corazón y me hace sentir una fuerte punzada en mi pecho— Entonces... ¿Funcionó lo del beso?

—¿Beso? —pregunta confundido.

— Sí, en tu cita. —me esfuerzo por darle una sonrisa, pero a penas logro formar una línea con mis labios.

—Era una cita con mi psicólogo. —su respuesta hace que estalle una gran felicidad en mi interior— sería extraño besar a mi psicólogo, porque es hombre y a mí no me gustan los hombres. —rio.

— Lo siento, solo... —me quedo a mitad de camino cuando sus ojos grises me miran— olvídalo, me alegro qué estés bien.

— Gracias, y también gracias por venir. —siempre tan lindo y educado, muy diferente al entrometido de Tahiel— Te hubiera mandado un mensaje, pero no tengo tu número, así que no tuve otra que enviarte una carta.

— En realidad, no tengo celular. —suspiro al recordar porque no tengo— papá no los quitó por una tontería que hicimos en Dallas. —más que una tontería, había sido un gran problema, pero obviamente es una historia que no puedo contarle, a menos que quisiera terminar como ellos.

—¿Fué por un chico? —asiento; por más de un chico y por el mounstro, pero nuevamente es una respuesta que no puedo darle— entiendo.

— Mi padre es algo paranoico cuando se trata de chicos. —tomo una gran bocanada de aire y luego lo expulso— Si mi madre estuviera viva, las cosas fueran diferentes. —balbuceo.

— ¿Quieres un abrazo? —me propone con su rostro serio que para mí es tan adorable— mi psicólogo dice que los abrazos nos hace sentir mejor.

Sonrío.

—Sí, creo que me vendría bien un abrazo. —me rodea con sus brazos y su olor a perfume se hace más intenso y embriagante.

Quiero quedarme así por mucho tiempo, pero se que es algo imposible, por lo que me obligo a separarme de él para no anhelar más su cercanía y su presencia.

— ¿Te sientes mejor?

— Sí, siempre sabes como hacerme sentir mejor. —miro hacia cualquier otro lugar que no sea su rostro, para que no note la vergüenza que siento por admitir lo bien que me siento con él.

—Me gusta ayudarte. —coge mi mentón para que lo mire a sus imponentes ojos grises con destellos azules— tus mejillas tienen un tono rosa, ¿Por qué?

— No lo sé. —respondo rápidamente para no titubear.

Es una buena pregunta y creo saber la respuesta, más no quiero tener que admitir o aceptar lo que sea que siento por él. Eso sería tan malo para él, como lo es para mí.

—Debes de estar acalorada. —asiento con una sonrisa, fué justo mi excusa aquella vez— Maia, quería agradecerte por enseñarme a besar. —agarra una bolsa de regalo sobre la mesita de noche y me la entrega— es para ti, si no te gusta lo puedo devolver y comprar otra cosa que te guste. —cojo la linda bolsa blanca con corazones lila.

Kyler, al igual que yo, siempre parece frío he indiferente en el instituto, pero cuando estamos solos todo es distinto. Él me muestra su lado tierno e inocente y yo... Yo le demuestro quien soy realmente. Es cierto que miento cuando estoy con él, pero la atracción y mis sentimientos por Kyler son genuino. Tan genuinos y sinceros que me da miedo tenerlo cerca porque, no quiero que salga herido por mi culpa o la de ella.

"Voces En El Sótano"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora