Capítulo 20

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~Maia Adara~

No puedes tener sentimientos en este momento.

Pero los tengo.

No deberías, Adara.

No lo puedo evitar, no digo que estoy enamorada, pero siendo cosas extrañas a su lado.

Quizás no sea nada, quizás es tu miedo jugándote una broma.

Esa fue la conversación que tuve con ella antes de subir a mi habitación. Sé que no es miedo lo que siento cuando estoy con él. He experimentado muchos tipos de miedo y las sensaciones eran muy diferentes a lo que siento con Kyler.

La puerta de mi habitación se abre con lentitud y veo como Ryden entra, tal cual ladrón a punto de cometer un crimen. Asegura la puerta y camina hacia mí cama, tomando haciendo a mi lado.

—¿Cómo sigues? —acomoda su cuerpo junto al mío.

—Sobreviviré. —ambos reímos.

—Adara... —respira hondo. Sé lo que está por decirme, puedo ver la culpa y la tristeza por lo sucedido durante la tarde— ¡Lo siento mucho!, No quería actuar como idiota, pero no lo pude evitar. —susurra— Perdóname por hacerte enojar y por esa tonta escena de celos. —la luz de la luna atraviesa mi ventana y me permite verlo mejor.

—Sé que no fue intencional y tampoco fue tu culpa. —pongo mi mano sobre su mejilla— Pero debes controlarte delante de otros, recuerda que a sus ojos somos hermanos. 

—Lo sé, es que no me agradan esos chicos. —dice entre dientes— sé que le gustas a ese chico raro y aunque sé que al pelirrojo le gusta es ella y no tú, para mí es igual, ellos solamente pueden ver a Maia.

—Mismo rostro, personalidades distintas. —argumento— Dudo de que ellos sientan algo por nosotras y si así es, el sentimiento no es mutuo, descuida. —miento porque una parte de mi sabe que Ryden tiene sentimientos por mi y no quiero lastimarlo.

De eso no estoy seguro, pero lo que quería decir es que... —acaricia mi mejilla con su pulgar— ellos no ven la diferencia que mi corazón si logra ver. Cuando estoy con ella late con normalidad, pero cuando estoy contigo... Se acelera tanto que a veces pienso que voy a morir. —una hermosa confesión de amor, sin embargo, es un amor no correspondido y eso hace que la confesión sea dolorosa.

Cuando Ryden llegó a mi vida, supe lo que era amar a un chico por primera vez, pero, con el tiempo, entendí que amarlo de forma diferente a un hermano le traería muchísimos problemas.

Tuve que obligarme a deshacerme de esos sentimientos y tuve que aferrarme a la idea de que somos hermanos. Ha sido muy difícil y triste para mí dejar de amarlo, pero es lo correcto y lo mejor para él. Sé que le duele, pero  al menos eso lo mantendrá con vida.

—¿Te sucede algo? —me pregunta con preocupación— tus ojos se han cristalizado, ven a mis brazos. —le obedezco y recuesto mi cabeza sobre su pecho. A veces mirarlo me duele tanto que ni siquiera puedo contener mis lágrimas— Estoy aquí y siempre estaré aquí para ti, aunque no puedas verme.

Dejo salir mi llanto y él me abraza con fuerza sobre su pecho. Me siento abrumada y la punzada en mi pecho se hace cada vez más insoportable. Es una de esas ocasiones donde lloras por todo y a la vez por nada. Donde el llanto arrastra un sin fin de sentimientos dolorosos que no puedes dejar de sentir aunque quieras.

Había comenzado a llorar por la confesión de Ryden, pero ahora no lloraba nada más por él, sino que también lo hacía por mis hermanas. Por papá. Por mamá... por mi existencia. Por lo que soy y por lo que no quiero seguir siendo. Desde que dejamos Suecia, mi vida se ha vuelto un completo infierno y no hay manera de remediarla, ni mi vida, ni la de ellas.

"Voces En El Sótano"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora