Capítulo 29

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~Ryden~

Su primer golpe me ha hecho tambalear, pero logro mantenerme de pie. El segundo es justo en mi estómago y caigo de rodilla ante él porque me a sacado todo el aire. Los siguientes golpes son en mi rostro, uno tras otro e intento soportar el dolor. Quiero devolverle cada uno de esos golpes, pero solo terminaría empeorando la situación para las chicas y no puedo permitir eso.

—Me has dejado en ridículo ante todos en la fiesta. —me coge por el cuello de la camisa y me levanta de nuevo. Mi nariz sangra y me zumba un oído, pero alcanzo a escucharlo— ¿Qué te hizo hacer semejante estupidez? —la ira en sus ojos me causa cierto temor. Lo conozco bien y sé lo agresivo que puede llegar a ser si algo no enoja demasiado, justo como ahora.

—¡YA DÉJALO! —grita Adara con lágrimas cayendo sobre sus mejillas.

Odio verla a mi hermosa princesa llorar y más si yo soy el motivo de sus lágrimas. Le he dicho muchas veces que no llore por ningún hombre y menos por uno que no lo merece, pero ella siempre hace lo que quiere, aunque eso no evita que la ame con locura.

Desde el primer día que la vi en aquel lugar donde las tenía encerrada, supe de inmediato que era la chica de mis sueños. Tristemente la circunstancia nos obligó a fingir ser hermanos y eso disminuyo nuestras posibilidades de estar juntos como pareja, sobre todo porque el mounstro la quiere para él y, estando bajo su mando nuestra unión es imposible.

—¡Por favor detente! —se coloca en medio de ambos para protegerme; es tan dulce que no amarla se me hace imposible—, Soy yo quien merece ser castigada. —su voz es temblorosa por el llanto y el miedo que a de tener al enfrentarse a él.

—¿Por qué golpeaste a ese chico? —me pregunta de nuevo.

—Como si no los quisieras muertos. —río con ironía, pero mis palabras no le hacen gracia.

—Te preguntaré una vez más, ¿Por qué golpeaste al hijo de los Müller? —trata de dar un paso hacia mí, pero Adara se lo impide.

—Eso no importa. —escupo un poco de sangre sobre el piso del sótano.

Veo a Eira dormida sobre el colchón a causa de la droga que Robben le dió antes de irnos y siento cierta felicidad de que no esté despierta para ver el show. También veo a Melody y Marie junto a ella, temblando y llorando en silencio por el miedo que le tienen a ese hombre.

Es frustrante no poder hacer nada para sacarlas al menos del sótano. Son una chicas muy tiernas que han sufrido mucho por culpa de un psicópata que mató a sus propias hijas y la secuestró para que ellas tomaran sus lugares. Ellas han dejado sus identidades, sus familias, sus casas y sus vidas para convertirse en unos fantasmas sin derecho a nada y como si eso fuera poco, les toca vivir un infierno cada vez que el mounstro sale a la luz.

—¡MALDITA SEA! —la aparta de su camino para llegar a mí, coloca sus manos sobre mi cuello y me pega contra la pared para empezar a asfixiarme.

Siento como mi garganta se cierra, impidiendo que el aire entre y salga de mis pulmones. Morir no es algo que me asuste, pues sería una gran liberación para mí pero, el hecho de que ellas se queden solas con él es algo a lo que si le temo. No quiero que terminen como mis verdaderas hermanas y aquellos chicos a los que mató por ayudarlas a escapar.

—¡FUE MI CULPA! —grita ella y él gira a verla— solo déjalo, prometo decirte la verdad. —niego como puedo, sé que si le dice puede que termine desquitandose con ella.

—Está bien. —me libera y tan pronto lo hace, tomo todo el aire que puedo.

—¿Cuál fué el motivo? —le pregunta con genio apacible.

"Voces En El Sótano"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora