— Gracias— comentó.
— Perdona por golpearte. No estaba prestando atención— me disculpé.
— Seguro mirabas a una chica— ella rió.
— ¿Okey?— pensé.
— Dicen que aquel que calla otorga— añadió.
— Refrán inventado para aprovecharse de un mudo— comenté y ella rió. Por alguna razón su risa me dió tranquilidad.
— ¿Sabes qué dijo un ciego?— preguntó ella.
— No veo ni una ojtia— dije con acento español.
— Lo esencial es invisible para los ojos…— argumentó con seriedad y, tal vez, un deje de tristeza.
— Emmm, ¿no lo dijo una zorra?— reí.
— No necesitas ser invidente para ser ciego— comentó y, por alguna extraña razón, percibí que sería testigo de algo tan profundo como el concepto de locura de Paul.
— …— esperé que argumentara su idea.
— Existen algunas clases de ceguera: La ceguera por discapacidad, personas que son como yo; la ceguera de aquel que puede “ver”— entrecomilló— con sus ojos pero aún así no puede comprender lo que se encuentra frente a los mismos; por último aquel que se niega a ver lo que realmente existe…
— Soñadores— susurré.
— Más bien, todos los seres humanos. Mi padre lo solía decir…— añadió con añoranza.
— ¿Alicia?— dije.
— No comprendo.
— Alicia en el país de las maravillas. Alicia no estaba del todo loca, era una soñadora, pero todo el mundo, tras tratarla como tal, acabó haciéndola creer que en serio lo estaba. Entonces su padre, que estaba loco aunque era una gran persona al igual que ella, le decía: “Las mejores personas estamos locas”— contesté.
— Pero mi padre no mentía. Siempre tuvo razón— explicó yendo a sentarse a una banca del parque.
— El de Alicia tampoco. De hecho, tenía razón. Las personas más locas que he conocido han resultado ser las más cuerdas— añadí pensando en Paul y en mi hermano.
— Suena a…
— Una tontería— interrumpí—, pero es algo muy cierto. Un amigo dice que la locura no es más que otra forma de cordura. Defiende que las personas que no pudieron destacar, obligadas a seguir un triste y deprimente mismo patrón, tachan de locos a aquellos soñadores, aquellos temerarios que logran o intentan lo que ellos no pueden: Los locos vemos lo cuerdos ya no.
— Quizá esos cuerdos estén ciegos— comentó.
— Tal vez— contesté.
— Por cierto: ¿Cuál es tu nombre?— dijo.
— Alexander, aunque prefiero Alex— contesté.
— Bueno Alex, fue un gusto pero debo irme— se puso en pie y desplegó su bastón.
— ¿Me dejas acompañarte?— pregunté a riesgo de que me dijera que no
— Nop. ¿Qué te crees?— contestó y yo no sé por qué me decepcioné un poco.
— Aunque antes me di un golpe fuerte por tu culpa así que lo menos que puedes hacer para compensarlo es acompañarme— añadió con soberbia y yo me di el lujo de sonreír.
[…]
Así fue que tras una larga caminata llegamos a su casa. Ella entró por la puerta y justo cuando yo me marchaba salió otra chica:
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Saturno [Re Abierto]
Mistério / SuspenseÉl es un chico sin nada de tiempo. Es psiquiatra en un hospital para "locos". Ella está..."loca de atar" Él la intenta proteger de..."ellos". Los últimos la quieren alejar de su padre con fnes interesados. Ella y él son dos locos, los más cuerdos de...