Luz de luna

Capitulo 20

Su rostro se iluminó al ver de quien se trataba aquel hombre que descansaba junto a la leña, su respiración empezó a relajarse. El hombre estaba sentado de piernas cruzadas relajadamente mientras su respiración subía y bajaba sutilmente. A diferencia de la última vez que lo vio, su cabello estaba más largo y su cuerpo notablemente más delgado.

Lilia llegó junto a él, su respiración era agitada y al pegar la vista al hombre frente a ellos su rostro se tornó sorpresivo, tomó una gran bocanada de aire y gritó con angustia ― ¡Padre! ― el hombre abrió vagamente los ojos con desinterés y la chica se preparó para correr.

Gladio entró en pánico ― ¡Lilia, para! ― trató de agarrar su muñeca, pero no la alcanzó, una sombra voló entre los árboles y sus rayos azules amenazaron con azotar a la joven niña, los puños zafiro golpearon contra un duro escudo de metal y que con un rugido de batalla mandó volar al pokemon.

Esta vez sí pudo alcanzar su muñeca, la sostuvo fuerte y la atrajo hacia el protectoramente asintiendo a Konmo-o, tratando de calmar al pokemon y dándole luz verde para atacar, el pokemon podía camuflarse fácilmente en la nieve gracias a su blanco pelaje, luego de unos segundos bajo la nieve finalmente salió y preparó sus puños para atacar, konmo-o se preparó rápidamente para el impacto.

―Ya es suficiente, zeraora­― ordenó sin ganas el hombre tendido bajo el árbol.
El pokémon se detuvo abruptamente ante la orden, mirando al hombre de reojo al apenas llegar al suelo. Después de un intercambio de miradas, el pokemon desaparece entre la nieve.
―una extraña y exótica elección para un compañero, he de decir― Lusamine entra en escena, mientras habla tranquilamente dirigiéndose a él gran dragón para calmarlo ―gracias por tu protección― susurra a la bestia.

―podría decir lo mismo―respondió el hombre vagamente sorprendido por el dragón que estaba enfrente de él, era la primera vez que veía un ejemplar tan grande.

―lamento romper su burbuja, pero esta ternurita no es mía, le pertenece a mi hijo― el hombre voltea hacia el adolescente, estaba vagamente nervioso y con la guardia alta mientras aún resguarda a su hermana detrás suyo.

―ahora― habló tranquilamente acercándose al viejo rubio, poniéndolo nervioso ―supongo que usted es Mohn, ¿o me equivoco? ― pregunto dulcemente con una gran sonrisa en su rostro.

― ¡Si, señora! Digo- señorita― habló nerviosamente el hombre mientras ordenaba su bufanda con la esperanza de tapar su rubor ―no los había visto nunca por el pueblo, ¿se mudarán al pueblo o simplemente buscan algún tipo de madera o utensilio de esta?

Lusamine lo miró sorprendida por su comportamiento, feliz, sonrió cálidamente mientras le extendía una mano ―nada de eso, solo queríamos hablar con usted sobre un asunto importante.

―oh vaya, si es así será mejor que vayamos a mi cabaña para hablar tranquilamente― aceptó la mano de Lusamine y tranquilamente dirigieron sus pasos hacia la cabaña.

_____
Bajar de la montaña había sido mucho más fácil que subirla sin contar que les tomó menos tiempo, los choques suaves de los cristales colgantes al abrir la puerta eran relajantes. La pequeña cabaña era más acogedora al verlo desde dentro que de afuera, en cuanto los cuatro entraron, el hombre colocó su leña recién cortada en la gastada chimenea ―haré un poco de té, siéntanse como en casa― los tres agradecieron la hospitalidad y se sentaron cómodamente en los sofás dispersados por la sala de estar.

―su forma de actuar... cuando te vio por primera vez fue como- habló cuidadosamente mirando a su madre mientras Lilia iba a jugar con magearna.

Su madre asiente pensativa con una serena sonrisa ―es así― afirmó, luego, suspirando agregó ―me recuerda a la forma en la que me miraba cuando estábamos en la facultad― habló tranquilamente ―aunque jamás estaría dispuesta a volver a esa época― su tono era bastante melancólico y su triste sonrisa no ayudaba.