Extra O1

4.3K 364 0
                                    

─Uhm, Hyung. Parecemos pingüinos.

─Un pingüino que quiere aparea-...

─¡JiMin, cállate!

Estábamos de compras.

JungKook escogía varias prendas al azar, soltando su aroma para que yo no muera del aburrimiento, lo tenía abrazado por detrás, besando su cuello y nuestra marca. Apreté su cintura, riéndome a su sobresaltó, recibí un golpecito en mi pecho.

No había mucha gente y la poca que había, nos lanzaban miradas por caminar extraño. Mientras JungKook caminaba, me negué a soltarlo y caminar juntitos, muy juntitos.

─¿Qué opinas de esto, mi pollito?

Sostenía unos pantalones de cuero, muy ajustados. Esos ojitos esperaban ansiosos una respuesta, sin embargo... mire alrededor buscando alguna prenda que combinará con ella, una camisa roja transparente llamó mi atención. Me alejé un momento para agarrarla, una Omega estaba apunto de quitarme el lugar.

JungKook me miró curioso.

─Bebé, con esta camisa, te quedaría perfecto. Oh... también estos botines y... ¡Este cinturón! Es Gucci, bebé. Gucci es mi otro amor.

JungKook soltó una risa, rodando los ojos, para quitarme las prendas, dándome un besito y "gracias" por mi buen ojo. Lo vi irse a uno de los probadores, mordiendo mis labios impaciente, ¿le quedará perfecto? Seguramente, sí. Cualquier prenda que él usará, le quedaba atractivo, precioso, hermoso... muy sexy.

Sentándome en el sofá que había, espere unos minutos. Suspiré, había pasado unos meses y las cosas habían mejorado: teníamos una vida sexual bastante activa. Recordé las palabras de aquel adolescente JungKook, pasábamos follando la mayor parte del tiempo. Recuerdo haber traumado al pobre tipo SeungWoo, en cierta mañana del día: estaba en cierto momento íntimo con JungKook en la cocina, a punto de culminar, ese Alfa nos había encontrado. Lo había conocido con el tiempo, era un buen tipo y nos hicimos amigos y era un poco tímido en ciertos aspectos.

JungKook y yo habíamos decidido vivir en la antigua casa de sus padres, remodelando muchas cosas. Tantos diseños nuevos, colores escogidos por él y unos cuadros de artes a manos mías, tenía un interés en el arte.

Quizá podría trabajar en ello.

El departamento lo habíamos dejado a manos de Han SeungWoo, algún día iríamos a visitarlo. Él trabajaba ahora conmigo, en el local de Taehyung.

─JiMin, estoy más atractivo que nunca─. JungKook había salido ya vestido, mirándose en el espejo y sentí mi pene palpitar de solo verlo. Estaba tan sexy, no recuerdo en qué momento ya lo tenía en mis brazos, restregando mi erección en ese culito follable. Él se avergonzó─. JiMin-ssi, aquí no.

─... Muchos Alfas tendrán la mirada en ti. ¿Sabes? Mejor cambiemos de ropa.

─¡Pero estoy precioso! ¡JiMin!

Arrastré nuevamente a JungKook al vestidor, puse el seguro y lo acorrale en la pared más cercana. El espacio era un poco pequeño, lo suficiente para sentir el roce de nuestros miembros, JungKook jadeo, sonrojado. Tratando de empujarme. Esos pantalones resaltaban esos deliciosos muslos, las veces que marqué mis dientes allí eran incontables.

─JiMin, nos pueden prohibir venir aquí. No, no, Hyung.

─Será rápido, amor. ¿Mh?

─JiMin, no.

JungKook mordió sus labios cuando mis manos apretaron ese bulto en esos pantalones de cuero, era muy evidente su problemita y yo me haría cargo. Alcé una de sus piernas hasta mi cadera, dando suaves embestidas aún con nuestra ropa. JungKook tembló, tapando su boca a los gemidos.

─Hyung, a-alguien puede venir.

─Sshh.

Cuando quise besar esa boquita, alguien tocó la puerta del vestidor. Nos detuvimos de golpe, JungKook se ocultó detrás de mí, y maldije al ver mi erección, muy evidente por cierto. Bueno, cabrón caliente, da la cara. Abriendo la puerta, odie que nuestros aromas nos delataran. Sin embargo, aquella chica Omega me miró de pies a cabeza, alzando una ceja.

─Disculpen, pero hay personas que quieren entrar. ¿Ya están listos? O ¿ocurre algún problema?

─En unos minutos salimos.

Ella nos miró una vez más, antes de irse y rodé los ojos, riéndome al gruñido de JungKook y defendiéndome de sus golpes.

─¡Eres un idiota!

─¡Ya, ya, ya! ¡Amor!

─No voy a salir así, JiMin. Es... vergonzoso.

JungKook tenía su rostro rojo, esos ojitos mostrando aquel enojo. Quise reírme, pero no era el momento, quizá cuando lleguemos a casa: lo cogería hasta la noche.

─Amor... ¿Y si nos vamos juntitos como pingüinitos? Te doy mi chaqueta para que cubras ese problema. ¿Mh?

JungKook volcó los ojos, sonriendo y golpeándome una vez más.

─Tonto. Está bien.

Hoy habría buena cogida.














¡hey, gigante! › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora