El sábado y sus sorpresas

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Takemichi Hanagaki:

Sábado por la mañana. Un día perfecto para ser feliz.

Gracias a Dios no hay escuela, puedo levantarme un poco más tarde y desayunar con calma, bueno, puedo desayunar ya que los días de escuela no desayuno y mantengo en clase todo tembloroso como bambi recién nacido.

Me levanto de la cama y procedo a hacer mi rutina de aseo personal, bañarme, cepillarme, colocarme mis mascarillas en el cabello y en la cara, limarme las uñas mientras espero, colocarme crema humectante, mis gotas para los ojos y demás cosas que hago completas los sábados y domingos.

Al salir del baño reviso mi celular y veo algunos mensajes de Hanma respondiendo a los insultos que le envíe el día anterior. Sonrió y lo dejo en visto, no se va a morir porque no le conteste y debe notar que aun estoy impactado por la barbaridad que hizo ¿Cómo le quito el cabello?

Camino hasta el estante donde tengo mis tesoros y agarro el estuche de cristal con sumo cuidado, lo abro y saco el mechón blanco de cabello, lo paso por mis dedos sintiendo la sedosidad del cabello, aspiro su aroma y lo vuelvo a guardar.

Recordar el hecho de que Manjiro me viera oliendo el cabello me da mucha pena, seguramente pensó que soy un rarito obsesionado y enfermo, bueno, si lo soy, pero la gente no puede andar descubriendo eso, mucho más ahora que empiezo a ganarme su favor y con un poco de suerte pronto lo haga contarme todo sobre el.

Me gusta el chisme, es mi pasión.

Mas allá del chisme, necesito saber porque tiene moretones en el cuerpo, porque es tan delgado y porque se mete esas porquerías. Si algo he notado es que es una buena persona, mientras el se porte bien conmigo- a su manera- todo estará de maravillas, aunque no se mucho de su actitud, debería estar listo para cualquier cosa.

Mi madre siempre me ha dicho que debo ayudar a las personas y mi padre me orienta siempre que necesito, es psicólogo, seguramente me puede ayudar mucho con esta situación.

Tomo el cofre de madera y camino hasta mi cama para sentarme, una sonrisa toma mis labios mientras lo abro y veo su contenido nulo, aun no he decidido que guardar en el, es un cofre especial, regalado por una persona especial, obviamente debe llevar algo especial, no collares o cosas así.

Recuerdo mi baile con Manjiro y sonrió grandemente, fue un momento muy bonito y seguramente a el también le pareció de la misma manera, comenzamos a acercarnos y eso me motiva demasiado. Su risa es tan bonita, cada ves que la recuerdo me hace pensar que es un sonido que merece ser liberado constantemente y por alguna extraña razón siento que eso no es así. Siento que la razón por la que su risa es tan bella es porque no lo hace con frecuencia, por eso, cuando es liberada se escucha así.

Suspiro y regreso el cofre a su lugar, mientras mil pensamientos recorren mi cabeza. Me visto y bajo a desayunar.

No tengo planeado salir de casa hoy, así que puedo pasar el día con mamá y papá.

- Buenos días- digo tras llegar al comedor y ver a mis padres.

-Buenos días amor ¿dormiste bien?- mi madre deja el desayuno de papá en la mesa y camina a mi encuentro

- Si mamá- tomo su mejilla y dejo un beso.

Mamá suele ser gruñona y me regaña muy seguido, pero es cariñosa y atenta, no me puedo quejar.

Al llegar a la mesa me siento y veo a papá leer su periódico, hoy es su día de descanso ya que los domingos tiene que trabajar, atiende a varios pacientes en día de descanso, por comodidad y facilidad para ellos, según se tiene dos en la mañana y uno por la tarde.

Somos tu y yo ~ MaiTake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora