Me asustas, Hanagaki

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Sano Manjiro:

- ¿Quieres venir a la piscina conmigo?

-No, lárgate puta.

La chica vuelve a insistir y yo le doy mi mirada más gélida, ya estoy harto de ella.

-Amargado- bufa con molestia y me da la espalda para alejarse de mi con prisa.

La miro con asco y calo profundamente mi porro, cierro los ojos y trato de acomodarme en la maldita pared.

Odio esto.

Minuto a minuto miro las escaleras para ver si encuentro señal alguna del pelinegro, pero es en vano, no logro verlo.

Mi única compañía es mi porro y mi botella de Whisky, disfruto de los placeres momentáneos que estás me brindan y dejo que mis pensamientos me consuman mientras ignoro el sonido de la música y a las personas a mi al rededor.

Y aunque lo consigo no puedo ignorar del todo la realidad, porque mi mente sigue pensando en el pelinegro que subió escaleras arriba con ese imbécil.

¿Qué estarán haciendo? ¿Qué estará pasando?

Odio con cada parte de mi ser estar aquí, no estoy tranquilo y para nada feliz, pero no me refiero a estar feliz de reírme y esas cosas. Me refiero a que siento que algo no está bien, que algo está mal pero no sé qué es.

Miro a las personas que bailan y beben con sonrisas enormes en sus rostros, otros se besan en las esquinas y algunos no tienen reparo en hacerlo en la mitad del jardín, lucen tan alegres como si sus vidas fueran lo máximo solo por llenarse las venas de alcohol y no tener pudor alguno, según ellos son libres y capaces de ser lo que quieran.

Patéticos

La vida no es tan solo tener alcohol en las venas y devorarle la boca a quien te plazca, la vida es tan complicada y compleja que no te permite respirar con tranquilidad, buscan en los vicios una diversión simplemente porque les gusta, y me causa repulsión saber que ellos tienen escapatoria de ello, que pueden salir y entrar cuando deseen. Yo por mi parte no tengo salvación, no lo hago por divertirme, lo hago por ignorar el mundo e ignorar todo lo que concierne con ello.

Algunas veces envidio a las personas que toman estas cosas a la ligera, simplemente porque yo no puedo ser del todo como ellos. Un joven despreocupado que disfruta de los placeres momentáneos de la vida.

Me pegó en la botella y le doy un trago, observó las escaleras para tratar de ver a Takemichi, sin éxito alguno obviamente.

Solo vine porque el me prometió un regalo, no tengo idea que carajos será, pero debo admitir que soy débil ante los encantos del pelinegro y por ende no pude negarme a ello. Igual ya sabía que esto iba a pasar, Sanzu y Takemichi están saliendo si está en su fiesta tiene que estar con él, no conmigo.

Y eso me arde, mucho.

Tampoco puedo negarme a nada que me pida él, Takemichi ha entrado a mi vida de manera maravillosa y aunque al principio me costó aceptarlo debo admitir que los momentos de felicidad que me regala son suficientes para hacerme sentir bien, pero soy un maldito egoísta al desear mucho más de eso, desearlo para mí únicamente.

Y soy un imbécil por no decirle lo que siento, que lo amo más allá de nuestros besos fugaces, ¿Takemichi se abra dado cuenta? Tal vez si, tal vez no.

Sanzu no me causa buena espina, siempre ha sido un tipo el cual le parece bonito demostrar una faceta de chico ejemplo, el que no rompe ni un plato, pero a mí no me engaña. Detrás de esa cara de niño ejemplo se oculta un ser lleno de maldad, sé que no es bueno y no me gusta que Takemichi se involucre con él, cualquiera menos él, pero yo no soy nadie para decirle con quién debe estar.

Somos tu y yo ~ MaiTake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora