Quiero conocerte.

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Manjiro Sano:



Toco el timbre de la puerta mientras trato de sostenerme en pie, mi visión se nubla a tal punto de no dejarme ver lo que tengo en frente. Sin embargo, me sostengo con mis ultimas fuerzas para no dejarme caer, aunque tenga la certeza de que mis manos no tocaran este piso por ningún motivo, porque ella llegara a recogerme antes de que me desborone.

El sonido de la bisagra de la puerta me hace despertar de mi ensoñación, sonrió al oler su peculiar perfume y siento sus brazos rodear mi torso y juntar su pecho con el mío cuando las fuerzas me abandonan por completo. Ahora ella es mi sustento, como siempre.

-Tienes que ponerle aceite a esa bisagra- balbuceo para luego caer rendido en su hombro.

-Lo sé, lo haré mañana- responde, con una sonrisa y su voz lastimera, como es costumbre.

*****

La suave voz insistente de la albina me despierta poco a poco, mis ojos logran enfocar su rostro, el cual me recibe con una mirada de lastima la cual disfraza con una sonrisa.

- Ya despertaste, que bueno, te traje cena. Tienes suerte de que hoy este completamente sola- dice ella mientras coloca los platos sobre la mesa.

Levanto mis manos y me percato de que están limpias y vendadas, al igual que mis brazos y cuello. Seguramente lidio conmigo mientras estaba dormido, le sonrió amable en muestra de gratitud, ella me ayuda a caminar hasta la mesa, se sienta a mi lado y me mira detenidamente.

-¿Con quién peleaste esta vez? ¿fue tu padre? ¿O fueron los desgraciados del otro día? - pregunta ella con preocupación, evito mirarla, ya que la vergüenza me consume drásticamente.

-Sonara estúpido, pero fueron las dos cosas- respondo, mientras palpo mis bolsillos, sin encontrar lo que busco.

-No vas a encontrar nada, guarde eso para después, ahora quiero que comas.

-No tengo hambre, Senju.

-Por favor, solo come un poco, te lo ruego- insiste, con esa voz y mirada de pena.

Termino acepando y comienzo a picar la carne, lo cual se me hace difícil por mis manos vendadas, ella lo nota y me quita los cubiertos para hacer los trozos y armar los bocados, luego toma la cuchara y me anima a tomar un poco de la sopa de verduras, ella espera a que abra la boca, para darme el líquido y sonreír..

-¿Cuánto tenías sin comer? - pregunta ella

-Esta mañana me tome dos vasos de agua, eso ya es algo.

Senju no se ríe de mi chiste, solo se consterna más, aprieta sus labios para contener las lágrimas.

- ¿Él no te dio de comer?

-No tenía hambre, no te preocupes.

-Debiste venir ¿sabes? Ayer, ante ayer, te estuve esperando con la cena y...

-No eres mi madre Senju, puedo cuidarme solo- respondo mirando a un lado.

- ¡No es eso! ¡Me preocupo por ti! ¡Sufro por ti! - ella toma mi mentón con delicadeza para obligarme a mirarla, sus ojos verdes atrapan a los míos y estos se cristalizan al ver las gotas saladas brotar de los suyos-. Solo quiero que estes bien, solo eso- susurra para acariciar mi rostro con una gentileza casi maternal.

-No me gusta verte sufrir por mi culpa.

-Tu dolor es el mío, y mientras tu sigas sufriendo yo también lo hare.

Somos tu y yo ~ MaiTake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora