Quiéreme como soy,
Acéptame tal cual soy,
Porque no cambiaré por algo que no puedo ser.
POV. VALENTINA
Salí corriendo de la casa de Juliana como pude, ni siquiera me pude despedir de Lupe. Pero es que ¿Cómo puede ser que en tan poco tiempo me haya cambiado y haya perdido todo el amor por mí? ¿Tan poco le importó todos los años que estuvimos juntas? No que muy enamorada estaba de mí desde hace bastante tiempo y que a la primera que se va ya me cambia, ¡No pues que padre! Y que chido de su parte el perder de la noche a la mañana el amor que me tenía o decía tenerme.
Llegué a mi casa y mi madre estaba en la sala, no pude voltearla a ver solo escuché que me preguntó qué es lo que me pasaba, pero no quería hablar en serio ocupaba estar sola. Subí a mi cuarto, puse el seguro a la puerta y me tiré a mi cama dejándome llevar por el mar de lágrimas que era. No sé en qué momento me quede dormida, pero me despertó unas caricias que me estaban dando. En automático quise que fuera Juliana, poco a poco abrí mis ojos y volteé la cabeza para ver quien era la persona que estaba acariciando mi pelo y como era de esperarse mi madre era la causante de las caricias.
—¿Qué pasa Valen? ¿En dónde estabas? — La voz de mi madre sonaba cálida y cariñosa.
No dije nada solo la miré y me volví a voltear enterrando mi rostro en la almohada, me dolía demasiado el hablar sobre lo que había visto y lo que había pasado en casa de Lupe, es que fui muy ingenua al querer buscar a Juliana y pensar que ella aún me quería.
—Valen, ¿Qué es lo que está pasando? — Mi madre seguía presionando y si no le daba una respuesta iba a seguir ahí. Sabía que si le decía que no quería hablar de eso por el momento lo entendería y así fue.
Le pedí de favor que me diera mi espacio que por el momento no tenía energía para hablar, quería estar sola, que luego le explicaba todo, pero que me diera chance de poder recuperarme un poquito. Mi madre siempre me comprendía y pocas veces me presionaba. Solo me hizo mención de que cualquier cosa que necesitara iba a estar en la sala y el momento en que estuviera lista para hablar con gusto me iba a escuchar. Agradecí el momento que me dio y se fue, seguí en mi miseria de recuerdos y en el mar de lágrimas que no paraban. Es que ¿Por qué Juliana me hacía esto? Y así en tanto pensamiento y hundida en mis recuerdos perdí el conocimiento de la realidad, que caí en un profundo sueño.
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El día había pasado y el sol hacia su aparición de nuevo, poco a poco fui despertando y volviendo a la realidad, recordando lo que había pasado el día anterior, sin darme cuenta una vez más mis mejillas estaban húmedas. Trate de tranquilizarme ya no tenía caso seguir llorando, era momento de seguir, ya era otro día y tenía que avanzar, pero ¿Cómo se puede avanzar con un corazón roto? Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no escuché a mamá cuando entro.
—Valen, ya está el desayuno ¿Quieres desayunar aquí en tu cuarto o vas a bajar? — Me sobresalté.
—No mami, voy a bajar a desayunar no es necesario traer el desayuno, ¡Gracias!— Hice mi mayor esfuerzo por sonreír, pero sé que mi madre no creyó del todo mi sonrisa.
—¡Está bien hija! Te espero abajo no tardes que el desayuno se enfría.
—Si madre, ¡Está bien! Ahorita bajo.
Mi madre salió de la habitación, me quedé hundida en mis pensamientos un rato más hasta que tomé valor y fui al baño. Al momento de salir del baño me dirigí al comedor en donde se encontraba mi madre esperándome.
—Valen, esa comida ya debe de estar fría— Tomé mi plato y me dirigí al microondas a calentar de nuevo de mi desayuno.
Esperé a que estuviera listo y una vez que nuevamente estaba mi desayuno listo, volví al comedor. Mi madre no me quitaba la mirada de encima, sentí como me seguía con su mirada hasta el microondas y el tiempo que estuve ahí parada esperando a que se calentara mi desayuno.
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Dímelo con Letras
FanfictionJuliana vive con la incertidumbre de que hacer con su vida, pero sobre todo con recuerdos que la conducen a una sola salida. Mientras Valentina solo intenta aferrarse a la vida.