El Mar

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En el amanecer de tu mirada,

Me quiero ver.

En el mar de tus pupilas,

Encontrar.

Y en tu sonrisa,

Perder.


POV.JULIANA.

Se miran muy bonitas las estrellas desde aquí ¿Verdad?

Valentina estaba recargada sobre mi pecho y yo abrazaba su cintura, o tenía la costumbre de meter mis manos en los bolsillos de su chamarra cuando hacía mucho frío. Esa posición era tan común en nosotras.

—Si y ni se diga la luna alumbrando el mar. Todo aquí es tan perfecto y se siente una paz enorme — En ese momento quería contestar de otra manera, pero Valentina aun no sabía mi secreto. No sabía que ya estaba perdidamente enamorada de ella.

Después de conocer a Val en ese sorteo tonto y convivir con ella y enseñarle a nadar en el evento que tuvo la empresa de mi madre. Ese día no la volví a ver. Pasaron dos o más años cuando el destino nos volvió a juntar. Estábamos en secundaria, ella estaba un grado más abajo que yo por lo cual ella apenas acababa de entrar a la secundaria y yo ya estaba en segundo año de secundaria. Nos hicimos más unidas con el pasar de los días y la amistad se fortaleció más cuando Valentina se venía a mi casa saliendo de la escuela. Era convivir con ella todos los días. No sé en qué momento empecé a tener sentimientos por ella y me reprimía eso porque no era algo normal y no estaba bien. Muchas noches llegue a llorar y me aterraba la idea de aceptar que me gustaba Valentina, con el simple hecho de que podía perderla eso es lo que más hacia que me acobardara. Hasta que lo acepté y viví con eso todo ese tiempo que estuve con ella.

—Val ¿Te puedo hacer una pregunta?

—Ya la estás haciendo— Rodee los ojos por su respuesta.

—Pues si verdad, pero ya enserio ¿Puedo?

—Porque tanto misterio Juls, solo pregunta y ya. Sabes que me puedes preguntar lo que sea— Me puse nerviosa porque tenía miedo a la respuesta.

—¿Qué pasaría si un día me llegan a gustar las mujeres? — Estaba toda tensa y sentí como Valentina lo presenció porque metió su mano en sus bolsillos en donde tenía reposando mi mano, entrelazo su mano con la mía y apretó como símbolo de que todo estaba bien y que me tranquilizara.

—¿Por qué me preguntas esto Juls? ¿Acaso hay alguna mujer que te guste? — Si, si la hay. Eres tú, Valentina.

En ese momento estaba toda roja como un tomate. Me sentía muy vulnerable y tenía miedo, mucho miedo.

—Puede que tal vez sí, pero aún no estoy segura de eso. De hecho, me siento muy confundida puede que sea bisexual y yo ni cuenta me he dado. Pero no respondiste la pregunta que te hice, sigo esperando tu respuesta — Estaba impaciente y me estaba arrepintiendo de haber hecho esa pregunta.

—Pues nada Juliana, si tu miedo es que te deje de hablar, eso no pasará. Así que puedes estar tranquila de eso, pero ¿Puedo saber quién es?

—Prefiero estar bien segura de esto y luego decirte el quien ¿Va? — Estaba echa un mar de nervios y quería desviar el tema a toda costa, no me sentía preparada para confesarme con Valentina y decirle mi pequeño secreto que ya no era tan secreto.

********************

Estaba sumergida en mis pensamientos, sentada en la orilla del mar contemplando las olas y dejándome llevar por la brisa del mar y sin darme cuenta había cerrado mis ojos. Sentí que alguien me los tapó y sonreí al saber quién era el que estaba detrás de esas manos.

Dímelo con LetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora