1. PUERTA AL INFIERNO

121 2 0
                                    

                                                                  1. PUERTA AL INFIERNO


¿Mi nombre? Me llamo..., me llamo Yuki, tengo 18 años y vivo en un pequeño pueblo de Kioto, Ine. Vivo con mis padres y mis dos hermanas menores. Soy un otaku, pero salgo de casa a trabajar y a llevar a mis hermanas al colegio mientras mis padres trabajan. Nunca están en casa, por lo que me tengo que encargar yo de ellas y de hacer las tareas del hogar.

Rutinariamente me levanto a las seis de la mañana y preparo el desayuno. A las 7:30 las llevo al colegio y luego voy a trabajar. Trabajo en una tienda otaku por lo que ahí es donde más tiempo libre tengo. Tras terminar mi primer turno a las 15:00 recojo a las chicas del colegio y las llevo a casa. Les doy la comida y limpio la casa mientras espero a que llegue la hora de partida del segundo turno. Cuando termino éste regreso a casa, me baño, doy de cenar a las peques, les preparo el agua para que se laven y cuando terminan las acuesto y me voy a dormir. Pero hoy la rutina desapareció.

Me desperté a las 6:03 de la mañana, me vestí y al abrir la puerta de la habitación, al otro lado, había un descampado enorme de hierba blanca, muy hermosa, y una brisa reconfortantemente cálida. Enseguida pensé que seguía soñando por lo que no dudé en abofetearme los cachetes con fuerza varias veces... pero... no logré despertar. Probé en contadas ocasiones en abrir y cerrar la puerta pero cada vez que la abría estaba ese precioso paisaje. Al cabo de un rato de pensar, decidí adentrarme en ese bello prado. Caminé un rato y para cuando me dí cuenta, la puerta que llevaba a mi habitación, había desaparecido. Caminé un rato más y llegué a una casucha de un aspecto medieval que se encontraba en estado ajado. Al llegar al vallado de la casa y sentir el tacto de la fría madera de la puerta, inmediatamente abandoné la idea de que era un sueño por lo que decidí entrar en busca de alguna persona que me dejara usar su móvil para llamar a mis padres para que me vinieran a recoger o para pedir indicaciones de como regresar a Ine.

Al atravesar el vallado me dirigí a la entrada de esa vivienda y tras llamar varias veces a la puerta, un hombre de tercera edad y de estatura baja me preguntó quién era mientras miraba por el cristal de la ventanilla. Me presenté y le pedí disculpas por entrar sin consentimiento en su propiedad. Al instante abrió la chirriante puerta y me invitó a entrar. Rechacé la oferta y enseguida le pregunté por un móvil para llamar a mis padres.

- No sé qué es eso que me estás diciendo, joven. Me respondió el anciano.


Dicho esto, entró en una sala y al salir trajo una bandeja con dos vasos de cerámica. Me ofreció uno y dijo:

- Hijo, yo no tengo un artilugio capaz de contactar con gente, pero puedes ir al pueblo por si encuentras lo que buscas.


Le pregunté por si sabía por donde quedaba Ine y dijo que nunca había escuchado de un sitio llamado así. Cuando mi preocupación y nervios ya no podían ser mayores, señaló dos colinas y me dijo que en esa dirección, atravesándolas, llegaría al pueblo donde vive su hija Cakzy. También, me dijo que trabaja en la taberna Gayamisuu, que la buscara ahí, que me ayudaría encantada.

Asentí y le agradecí la hospitalidad que tuvo al compartir ese té caliente y marché en dirección al pueblo.

THE RISE OF THE DEMONIAC EYEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora