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Eleonora terminó de abrocharse el cinturón de seguridad y colocó ambas manos sobre el volante

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Eleonora terminó de abrocharse el cinturón de seguridad y colocó ambas manos sobre el volante. El ritmo de sus latidos comenzó a subir, así como la sensación de sudoración sin haberse movido un solo centímetro. Vio por el espejo retrovisor el mal estado de su amiga y de reojo como las manos de Robert temblaban. 

—No me puedo mover—comentó ella, volviendo a mirar al frente. Eugene la miraba desde el portón, esperando que le diera la señal para poder abrir y que salieran de una vez—. No puedo. Lo más probable es que muramos si salimos de estos muros. 

Los bajos sollozos de Jessie llegaron a sus oídos y no tuvo el valor de girarse para intentar consolarla. No podía quitar las manos sobre el volante y mucho menos arrancar el coche. 

—Ha pasado un mes—susurró su amigo—la gente necesita de nuestra colaboración, así que tenemos que dejar el miedo a un lado y seguir avanzando. No podemos vivir así. 

—Tengo hijos, Robert, no puedo morir, no quiero. 

—Denise dijo que es importante hablar de nuestros sentimientos—comenzó Eleonora—. Así que podemos empezar por ahí. Ya hemos dado un paso grande; estamos los tres dentro de un vehículo. Creo que es un avance. 

—Sí—confirmó el rubio. 

—Llevo un mes sin tocar la calle, así que sí, es un avance—continuó Jessie—. Y como dije antes, tengo dos niños a mi cuidado y es mi responsabilidad velar por su seguridad. Por lo que tengo que dejar de esconderme y actuar por su bien. Es que deje que Thomas me ayudara en todo y creí que con su ayuda era mas que suficiente, así podría estar encerrada hasta que dejara de temblar. 

—Yo conté con Rosita. Fue muy paciente conmigo y me demostró que de verdad le importo. Hace tiempo que no siento eso—murmuró Robert con una diminuta sonrisa—el querer a alguien y que se preocupe por mí. Desde que comenzó esta mierda de virus fui el cabeza en los grupos, por ser alto y fuerte dejaban todo el peso sobre mí. Luego pasó el accidente y me mentalice en que no importaba como me sintiera porque la gente cuenta conmigo para su propio beneficio. Rosita me hizo entender que eso no está bien, que aquí las cosas son diferentes y que la responsabilidad por mantener en pie este lugar es de todos, así que baje el ritmo al trabajo e intento mejorar. Quiero estar bien para mí, para ella y para todos. 

Se hizo un breve silencio. Eleonora relajó el cuerpo y pudo soltar el volante. 

—Me sentí empequeñecida—habló la castaña—y en algún momento no me importó como se sintieran los demás. Solo estaba ahí, tirada en mi cama, viendo los días pasar. Por la cabeza se me pasó que quizás lo mejor era desaparecer de este mundo—sus amigos la miraron con compasión, después de todo el sentimiento era mutuo—. Luego Rick y Daryl no paraban de preocuparse por mí, y yo pensaba; ¿Cómo puedo pensar en querer morir si ellos se están desviviendo por mí? Entonces algo dentro de mí me hizo querer odiarlos, porque no me dejaban abandonar el sentimiento de querer seguir con vida y continuar. Luego me castigue por siquiera haber pensado en odiarlos, decidí auto sabotearme para que se cansaran de mí y me dejaran porque no merezco que me amen. Son lo mejor que me ha pasado después de muchísimo tiempo—reconoció, se limpió las mejillas de lágrimas saladas y determinó—lo único que hice fue tratarlos como si no fueran nada para mí, así sería menos doloroso cuando quisieran dejarme. ¡Encima he perdido a mi gallina! 

SOULMATES [Rick Grimes/Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora