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—Aurora era una niña muy lista para su edad. Ya sabía hablar y algunas noches bajaba a mi salón para hablar. Al parecer dormir no era algo que le gustara hacer.
Pensaba que yo no sabía, así que se dedico con devoción a "enseñarme"
Con su cálido aliento empañaba el cristal para dibujar las el abecedario en el. Articulaba mucho al decir las letras, lento como si yo fuera a distraerme.
Era una linda compañía de no ser por Crane, que apenas la veía al lado de mi y corría para alejarla. ¿Acaso cambió de opinión de tenerla? Era hipócrita, verla abrazándola y escucharla diciéndole que la amaba cuando en un principio me rogaba de rodillas que deshiciera la vida que llevaba consigo...
Sentía mucha rabia, pero ya tendré mi oportunidad, ya que esa niña a la que tanto "ama" no es de ella... Las mariposas que se comió eran mías, se alimentaban de mi, su vientre no podría haber engendrado nada de no ser por mi. Esa niña no es suya, es mía.
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Escucho un escándalo en el pasillo. Lejos de ella supo que estaba pasando algo. Escucho como gritaban que podía salir sola y amenazas de todo tipo. Al parecer la mujer se desvío porque terminó en mi salón en donde me exponían.
No vio a ninguna parte solo entró y cerró la puerta, estaba más concentrada en no ser atrapada que en ver antes dentro de la habitación. Pero la presencia de Vida era fuerte. Poco a poco se dio cuenta del pesado ambiente de la misma.
No pudo evitar la impresión que le causó ver al ente frente a ella. No era igual al del dibujo del libro, pero si que era similar. Vida ladea la cabeza, claro que sabía quien era. Johanna Constantine.
—Eres el invitado de Crane, ¿no es así?—pregunta acercándose a ella, aunque la pregunta era evidente.
Un ser encerrado en una cúpula de cristal encantada, claro que era su residente involuntario. Se levantó y se puso en frente de ella.
—Dime como te ayudo.
Vida no hablo, pero si aplicó las técnicas de Aurora. Con su aliento hizo una bruma y el calor le permitió poner en el vibrio un: "?"
—¿Me estas preguntando porque? ¿En serio?—Johanna vaciló, pero al final suspiro y volvió a ponerse firme. —La gente se está muriendo afuera, ¿lo sabias?
Vida asintió. Estaba consciente de todo lo que pasaba, no lo veía, pero si lo podía sentir, cada vez haciendo mas frío. Por eso, la escarcha de la cúpula era tan gruesa y sus lágrimas se congelaban. Crane trataba de que el hielo se fuera con calentadores electrónicos, pero era imposible derretir ese hielo.
—Es por eso...
Había algo que no le estaba diciendo. Vida sabía lo que pasaba. Verdades a medias.
