Capítulo 27

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Ava intentó encontrar algo más entre los códigos y letras de los mensajes pero su mente no podía concentrarse, no cuando el calor de Marshall seguía envolviéndola, su olor una combinación de fuego y verano caliente, inundaba sus pulmones. En su interior la tigresa mostró los dientes, un poco confundida y alterada.

Lo sentía ahí, junto a ella, pero Marshall no estaba presente y eso le hacía querer ir a buscarlo, perseguirlo, cazarlo...

Apretando los labios, Ava se aferró a las cadenas de control y giró la silla para darle la espalda a la pantalla de la computadora. Inclinándose hacia adelante apoyó los codos en sus rodillas se cubrió el rostro con las manos. Frotó la piel, intentó buscar algo diferente en el aire pero todo lo había reclamado él.

Pensó en su propuesta y tembló.

Su pecho se apretó con una dolorosa punzada. No, de ninguna forma, pensó, no había posibilidad de que los polares le hubiesen dado una tumba a Nolan. Él asesinó a uno de los suyos ¿por qué iban a darle un sitio en su territorio para que alguna vez alguien lo visitara? Si estuviera en su lugar, y otra persona le quitara a alguien tan preciado, estaba segura de que no le daría el derecho de pudrirse bajo tierra.

Siseó. Nolan pudo haber sido abandonado en algún sitio al aire libre, donde los carroñeros se habrían dado un festín con su cuerpo y ya no quedaban más que sus huesos.

El crudo pensamiento hizo que su visión se hundiera en rojo y la necesidad de cortar y morder se arrastrara por su piel. Control, pensó, no era un animal salvaje, todavía no.

En el momento en que lo escuchó acercarse, Ava volvió a girar la silla y fingió volver a repasar los mensajes por doceava vez. La puerta se abrió y a su paso el aire se renovó, solo para ser inundado otra vez por esa esencia que hacía que su tigresa se frotara contra la piel.

Marshall cerró detrás, pero no sé acercó. Lo cual era raro.

Ava le echó una mirada por encima del hombro, su corazón se agitó al ver su expresión seria y mortal, estaba enojado.

-¿Pasó algo?

Marshall encontró su mirada, sus ojos sostenían los suyos casi con devoción ciega.

-Tengo buenas y malas noticias.

Ava contuvo el aliento durante un breve segundo.

-Las malas primero.

Él subió una mano hacia su melena de color marrón dorado, la llevó hacia atrás y ella capturó el movimiento de sus músculos. Ya no llevaba el suéter de hilo, se preguntó dónde habría quedado tirado o por qué de pronto ver que sólo tenía una sencilla camiseta verde oscura sin mangas, ajustada a su cuerpo, hacia que las puntas de sus dedos hormiguearan.

Un suspiro masculino en el aire.

-Jason capturó a un Cazador que tenía trozos de pelaje blanco en una bolsa junto a sus herramientas, acaba de llamarme, está seguro de que el pelaje es de león.

En sus ojos vio que también estaba pensando en la misma opción. No era demasiado complicado, los leones blancos eran extremadamente raros y sólo había uno en la coalición, uno en todo el pueblo.

Micah Aberdeen

Pero, de alguna forma, Ava tenía el presentimiento de que algo no encajaba con esto.

-¿Pelaje dentro de una bolsa? -Cuestionó-. Ningún Cazador dañaría una piel de esa forma, menos si se trata de algo tan valioso. -Solo la cabeza con melena vale más de un millón en el mercado ilegal-. Y estamos hablando de Micah -Ava se puso de pie, pero mantuvo la distancia al apoyarse contra el escritorio-. Es el león más agresivo de la coalición.

Ruge por mí (Serie Gold Pride 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora