01 | un abrir y cerrar de ojos

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DICIEMBRE, 2002



Tony vio a su hija acercarse por las escaleras mientras Athena Clarke la seguía, asegurándose de que no se cayera. Cuando Tony tomó a su bebé en brazos, ella se rió con entusiasmo, feliz de ver finalmente a su padre. Sus dedos pequeños agarraron las mejillas de su padre mientras ella le sonreía.

—¡Papá! —dijo ella.

Miró a Athena, sorprendido de haber escuchado a su hija hablar por primera vez—. ¿Cuándo pasó esto?

—Justo ahora —respondió Athena, sonriendo—. Literalmente justo ahora. Tony, ¿te das cuenta...?

—Su primera palabra —dijo Tony, acomodando a Lyanna en sus brazos y sonriéndole a Athena—. Dios, pensé que verla abrir los ojos era lo mejor que me había pasado. Sigue sorprendiéndome.

—Me debes cinco dólares porque dije que su primer palabra sería "papá" —dijo Athena—. Tienes suerte de tenerla.

Tenemos suerte de tenerla —la corrigió Tony, causando que Athena frunciera el ceño confundida. Se apresuró a aclarar—. La has criado tanto como yo. Eres como una mamá para ella, Athena. Eres buena con ella, la cuidas mientras estoy fuera... eres su madre como yo soy su padre.

—¿Estás seguro? —dijo Athena insegura—. Ella no es mi hija. No estoy segura de estar lista para esa responsabilidad...

Tony asintió—. Estoy seguro, y por supuesto que estás lista. Su madre no regresará, por lo que también puede tener una mujer en su vida a la que llamar mamá. Y, con ustedes dos, soy el hombre más afortunado del mundo.

Miró a Lyanna, que se reía en voz baja mientras Tony la hacía rebotar en su cadera. Juntó sus diminutas manos y luego repitió su primera palabra una vez más—. ¡Papá!





DICIEMBRE, 2004



Lyanna se sentó en la sala de estar rodeada de juguetes. Athena estaba en el sofá con su perro acurrucado a su lado, observando a Lyanna construir una torre con Legos. Tony estaba en la cocina en medio de una llamada telefónica con un posible socio comercial, que estaba cada vez más frustrado por el repentino cambio de planes de Tony, lo que hizo que su reunión se retrasara hasta el Año Nuevo.

—Sí, ya sé que dije que estaría allí —dijo Tony con cansancio, pellizcándose el puente de la nariz entre los dedos—. Pero es el cumpleaños de mi hija. Le dije que estaría aquí... si así es como va a ser, cancelaré este trato ahora mismo... ¿no? Está bien, entonces, dame el resto de la semana e iré el domingo... Genial, me alegra que hayamos llegado a un acuerdo. Adiós.

Tony terminó la llamada y se paró en la puerta que separaba la cocina y la sala de estar con una expresión culpable en su rostro. Sentía que ya casi no pasaba tiempo en casa, siempre viajando a nuevos lugares para firmar más acuerdos para mantener su empresa en funcionamiento. Se estaba volviendo aburrido, y sabía que había que trazar una línea en algún lugar. ¿Pero que le dijeran que tenía que perderse el cumpleaños de su hija? Esa fue la gota que revalsó el vaso.

Nunca se había perdido uno de sus cumpleaños y no tenía la intención de comenzar ahora. Y así, Tony Stark miró hacia la sala de estar y vio a su mejor amiga tirada en el sofá, con su perro Milo ahora recostado en la alfombra cerca de Lyanna, que estaba sentada ante una torre que ella había construido.

Lyanna notó que él la miraba y le sonrió—. ¡Papá, ven a jugar!

Tony no lo pensó dos veces antes de dirigirse hacia donde estaba sentada su hija, sentándose en la alfombra frente a ella. Ella le pasó una forma de coche de juguete a su lado y tomó otro para ella. Tony los levantó y miró confundido—. ¿Qué vamos a hacer?

HEROES | Peter Parker ⁴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora