Capítulo 10. "No es un sueño"

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ANTES QUE NADA

Siento mucho la demora, pero por culpa del trabajo no he podido actualizar hasta ahora... Hoy he podido llegar antes. Hasta mediados/finales de septiembre tendré el tiempo muy justo, pero luego, estaré mucho más libre para actualizar mucho más seguido. Muchas gracias a todos por leerme!! 

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Su boca seguía en una batalla contra la mía pero aquí no ganaba nadie. Era como iniciar una carrera directa, rápida y continua. Parecía que íbamos a un mismo ritmo con una pizca de desenfreno y otra de cordura. Estaba siendo muy consciente de cada sensación que recibía al besar a Munson. Esta vez no se trataba de un sueño. Mi cuerpo, mente y alma lo estaban sintiendo como si se tratara de un huracán. Uno que se estaba llevando todo mi ser por encima de todo. Era una tormenta de sensaciones, con truenos, relámpagos y un sin fin de mariposas que revoloteaban dentro de mi estómago, retorciéndose unas con otras y clarificando que, aquello, era la mejor sensación que había estado recibiendo en toda mi vida. No se podía comparar a todas las veces que me había besado con alguna chica. La electricidad corría por todo mi cuerpo y la piel la tenía por completo de gallina. Me quemaba su contacto, su respiración contra la mía me ahogaba de una manera que encontraba gustosa y sus manos, que recorrían mi pelo de arriba a abajo, me obligaban a quedarme en tierra porque efectivamente, si nadie me estuviera sujetando, estaría en el mismísimo cielo volando entre las nubes, entre los besos del mismísimo Eddie Munson.

Suspiré contra sus labios en una media sonrisa, lo había estado deseando tanto que me parecía mentira, estaba besándome con él, con la persona que había estado acaparando todo mi ser, toda mi vida desde que entró en ella, toda mi existencia... En mi propia casa, en una cama, ¿no era como un sueño? No, Steve, no era momento de tener la cabeza ocupada. Alejé aquellos pensamientos de mi mente y cerré aún más los ojos, necesitaba saborear cada parte del moreno. Y realizar tal gesto me ayudaba a concentrarme aún más en todas las sensaciones, como si la oscuridad intensificara mis sentidos.

La punta de su lengua me invitó un tanto tímida a incrementar el beso que habíamos estado manteniendo y yo, deseoso de ello, la acepté con gusto y dejé que entrara sin problemas. Descubrió de golpe lugares que no conocía, como también lo descubrieron las mil y unas palpitaciones que viajaban desde mi espalda hasta la punta de mi miembro. Me estaba volviendo loco y lo podía notar en como algunas gotas caían de la punta y se encontraba contra mi ropa interior. Mi cuerpo se estaba preparando para algo que no sabía siquiera si iba a llegar pero bendita fuera la locura y la preparación. Me estaba volviendo loco. Mis manos viajaban nerviosas por su cuerpo, tocando, rozando, sintiendo como su piel se erizaba a cada contacto mio. Y él me agarraba de la nuca para que no fuera capaz de escapar. Jadeos, el sonido inconfundible de los besos y los suspiros de cada uno era lo único que se escuchaba en aquella habitación. Nuestras respiraciones estaban cada vez más agitadas pero seguían el mismo ritmo, entremezcladas entre sí como si se tratara de una lucha constante donde no habría ganador.

Mi corazón, sin embargo, parecía que mantenía una carrera de 100 kilómetros. Estaba acelerado al 200% de su capacidad, parecía que, de un momento a otro, iba a salir por mi boca desbocado, con un desenfreno impropio de tal órgano.

Sus manos empezaron a acariciar mi nuca suavemente y con cuidado entrelazando los dedos en mis pelos. La sensación que me estaba haciendo sentir me estaba matando y en contra de mi voluntad, arqueé la espalda buscando o más bien anhelando, cualquier tipo de fusión con mis caderas. Tuvimos contacto, miembro contra miembro con la única separación de los pantalones que llevábamos. Jadeamos al unísono y nos miramos sonrientes. Me notaba los labios hinchados y mi corazón a mil por horas, sus ojos brillaban con un deje de picardía y su boca estaba tan roja que te invitaba a seguir descubriéndola poco a poco. En un segundo que mi mirada se perdió en sus labios, Eddie lo captó como un mensaje de: "aduéñate de los míos" atacando sin pena a mi boca en un vaivén de caricias desenfrenadas. Su lengua seguía pegando pequeños roces contra la mía provocando cortocircuitos en mi sistema y alterándome por completo. Una pequeña mordida en mi labio inferior hizo que soltara otro jadeo. "Dios mío" pensé. No sabía si en algún momento me había imaginado el estar así con un chico, pero con Eddie querría estar así toda la vida. Mi cuerpo estaba tan acelerado que parecía que de un momento a otro iba a darme un infarto. El calor era sofocante y pesaba a nuestro alrededor como si se tratara de un manto grueso que nos cubría pero no quería perderme ni un solo segundo de lo que estábamos viviendo.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2022 ⏰

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