Extra. Házlo Sagrado

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» Se sitúa durante el episodio 15 de la temporada dos de The Originals.


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Nueva Orleans, 2013




Un corazón roto era inevitable.

Con doscientos y poco más de años, Evangeline Gerard lo había experimentado; la gloria, el dolor... Era inútil ignorarlos, necesario se volvió sentirlos. Lo experimentó en tantos aspectos disensos y conexos que estaba acostumbrada porque una vida de dos siglos no se vivía en vano. La primera que su corazón se quebró fue en el mutismo de una habitación, oía voces más no las discernía con facilidad. Era muy pequeña para entender que su madre había muerto y solo tiempo después agradeció que lo hubiese hecho. Su madre no amó la vida pero recordaba que la amó a ella. En un mundo que no fue amable para ellas, Eva logró, de manera inconsciente, amar lo que su madre no pudo. Así pues, donde sea que su madre estuviese, si existía un Dios y ella estaba en el cielo, su madre pudiese bajar la vista y ver que su hija fue feliz.

Así que en respuesta, Eva amó la vida.

Y la segunda vez que recordaba el punzante dolor dentro de su pecho fue cuando perdió la mortalidad.

Más allá de las circunstancias que obligaron a otros a tomar una decisión que le correspondía a ella y solamente a ella, su corazón se rompió porque obtener lo que su corazón anhelaba se volvió imposible. Eva amaba vivir más no tenía deseos de hacerlo para siempre. Ese pensamiento eterno se transformó, sus intenciones no serían vivir para siempre, lo sabía. Se aferró a la idea, con terquedad, que ella moriría. Algún día y de hacerlo sería su decisión.

Mientras ese día llegase, no obstante, Eva decidió vivir por ella y amó demasiado.

A ella, a su hermano, a Davina, a su familia. Al sonido de los pájaros en la mañana en su ventana. La música y el arte en general. La lluvia y amaba el sol tanto como la luna. La ciudad y lo que ella representaba.

Y a Jackson Kenner.

Era tan extraño como familiar, ese sentimiento feroz de paz. Las ansías de proteger la pureza de tao emoción tanto como a la persona que le proporcionaba tal dicha, la ola de energía, calma y alegría siempre que ella estaba junto a él. Eva no podía olvidar, ahí residía su motor para seguir, las memorias eran demasiado importantes y ella atesoraba cada una. Con cada toque, Eva no podía evitar y rememorar sus primeros encuentros, la mala sangre que se desató por ser la hermana de quién era pese a que, en ese primer encuentro, Jackson la salvó. Las miradas que expresaban resentimiento, las culpas profesadas en su nombre, una ofensiva y defensiva que hizo una metamorfosis tan sorprendente como magnética.

Ties Of Family ━━ The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora