xix. Cuando llueve, diluvia

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Nueva Orleans, 1920

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Nueva Orleans, 1920

Por sorpresa para la familia, todo en la ciudad se encontraba bien. Luego de los incidentes con Papa Tunde y las brujas el año pasado, Nik podía decir con seguridad-al menos-que una vez más su ciudad estaba a salvo.

Pero a pesar de que todo en la ciudad se veía y comportaba bien, la relación entre Rebekah y Marcel había vuelto con más fuerza que los años anteriores, eran un poco más abiertos en la casa puesto ese era su zona de confort. Elijah y Evangeline habían aceptado gustosos la relación, porque aunque no les parecía, ellos querían la felicidad de Marcel y por supuesto la de Rebekah. Nik, aunque todavía parecía estar reacio a la idea de esa relación no decía nada.

Y aun así, poco le importaba a los amantes puestos eran felices con que al menos dos de las tres personas que conformaban su pequeña familia aceptarán su relación. Sin embargo y a pesar de que Nik no aceptó la relación jamás, se mantuvo a distancia, no cometería el mismo error de hace años; darle a elegir a Marcel. Y clavarle una daga a Rebekah, no lo haría, quería cambiar.

Elijah notó con gran sorpresa aquel cambio y las palabras que él mismo dijo cuándo Klaus conoció a Eva y a Marcel se hicieron presentes en ese momento: «Quizá todavía exista esperanza para él.» A pesar de haber ocurrido, el original no podía negar el cambio que en Niklaus se presentó.

Siempre que algo este roto, puede ser arreglado. Nik era la prueba de ello.

Sin embargo, los Mikaelson jamás pueden darse el lujo de bajar la guardia; de disfrutar por completo sus días sin preocupación alguna porque siempre hay alguien que trabaja en contra de ellos. En algún lugar recóndito y sin llamar la atención de nadie importante, una bruja de cabellos negros terminó el hechizo que se le había sido encargado a su mejor amiga.

Traer a alguien a la ciudad y causar estragos; ese era su misión.

Y las únicas dos personas que tenían algún indicio eran Marcellus y Rebekah pero en su ignorancia por creer que el problema estaba resuelto pagarían más temprano que tarde las consecuencias. La culpa los consumía-más que todo a Rebekah-así que fue a confesarse con la única persona que no la juzgaría.

Evangeline.

Cuando Rebekah se encontró lista, con su gran peinado, maquillaje y vestido salió de su habitación y fue directo a la habitación de Evangeline, ella la calmaría; le diría algo con lo que rubia pudiese dormir con más calma por la noches. Dos suaves toques y luego un «adelante» fue lo que necesito Rebekah para darse paso por la habitación de Eva.

Eva se terminaba de arreglar el cabello, cuando sonrió satisfecha por el resultado se dirigió a Rebekah, quién llevó su vista al tocadiscos de la habitación y puso música para que los demás habitantes de la casa no escucharán lo que hablarían ambas vampiresas.

Ties Of Family ━━ The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora