· Cadenas rojas · | MadaHashi/HashiMada

XXXI

Solo una semana.

Ya no era una fecha que llegaría en meses o años, la boda se haría en cuestión de días, su sueño estaba tan cerca de ser realidad, desde pequeña había deseado que aquel día llegara; entonces ¿Por qué no se sentía feliz cómo siempre lo imaginó?

Mito había esperado mucho, había buscado las mejores opciones en cuanto vestidos, pasteles, decoraciones, etc, aún así, no estaba feliz, su felicidad se había ido y ella no se había enterado. Cuando la noticia le había llegado era tan feliz.

Ahora era ella quién dudaba de casarse.

Estando a días de la boda, veía a Hashirama casi todo el día, iban juntos a comprar las decoraciones faltantes, dar un último repaso a la lista de invitados y reservar el vuelo que harían después de la boda. A Hashirama no se le veía triste ni arrepentido, era todo lo contrario, se veía contento y decidido. ¿Por qué ella no podía compartir ese sentimiento?

Martes:

Debían terminar de acordar con el dueño del salón dónde se llevaría la celebración las horas de entrada de los invitados.
— ¿Ya viste el jardín de la parte trasera? Es enorme
— Fue lo primero que ví cuando vine, es perfecto
— Terminé de hablar con el dueño, ¿Quieres ir a comer algo? Tenemos tiempo antes de ir a visitar al fotógrafo ¿O prefieres descansar?
— Si no te molesta, quiero ir a casa, la jovencita del colegio me llamó por la mañana y dijo que puedo ir a probarme el vestido hoy mismo, por sí hace falta arreglarlo
— ¿Quieres que te acompañe?
— No es necesario, voy a ir a casa solo por dinero para pagarle y después voy a ir a visitar a mi abuelo, si quieres puedes ir a cualquier otro lugar y nos vemos más tarde
— Estaré con Tobirama por si necesitas algo, puedes llevarte el auto, nos vemos más tarde Mito

Hashirama se despidió de Mito con un beso en su mejilla.

Más tarde, en casa de su abuelo, Mito le habló de la posibilidad de que la boda no se hiciera
— Hashirama y yo habíamos acordado los términos de este compromiso, no le beneficia en nada
— Abuelo ya te dije que no es por Hashirama, ¡Soy yo quién ya no quiere casarse!
— No debes inventar excusas para ocultar que él no quiere cumplir su trato conmigo
— Entiéndelo, Hashirama no es el culpable
— ¿Hay otra mujer? ¡¿Hashirama te está engañando con otra mujer?!
— ¡No! No hay otra mujer, es sólo que ya no quiero casarme con él, creo que no voy a ser feliz
— Son simples nervios, te hacen pensar incorrectamente, te vas a casar con Hashirama, es algo que siempre has querido
— Abuelo, escúchame por una sola vez
— Ya es tarde Mito, ahora te pido que te vayas, tengo una visita importante para futuros contratos
— En que mal momento se murió mi mamá...
— ¡Mito!
— ¿Que? ¡Ya está muerta!
— ¡Jovencita irrespetuosa!

Mito salió lo más rápido posible de la habitación, no sin antes cerrar la puerta escandalosamente.
Por el camino para salir de casa de su abuelo, chocó con algo o más bien, con alguien.
— ¡¿Tu eres la visita importante?!
— Me da gusto verte también, Mito
— Madara estás loco ¿Que pretendes al visitar a mi abuelo?
— Cómo sabes tengo un hijo, quiero hacer buenas inversiones con toda la fortuna de mi familia para que él pueda venderlas en un futuro
— ¡¿Pero por qué con mi familia?!
— El anciano es fácil de convencer en cuanto contratos o... ¿Quieres que lo haga con el Senju?
— Siempre tan fastidioso...

Madara siguió su camino, hacia dónde era la oficina del representante de los Uzumaki, pero Mito lo detuvo.
— Madara te pido que hagas recapacitar a Hashirama
— ¿Por qué? Está haciendo lo que querías, se van a casar
— Por favor... Hazlo cambiar de opinión, va a ser lo mejor
— Nada va a convencerlo, es algo que ya decidió, ¿No deberías estar feliz?
— Entonces promete que estarás con Hashirama si es necesario
— ¿Ah? ¿Por qué dices eso?
— ¡Debes prometerlo!
— De acuerdo, lo prometo