Capítulo 21. Hija

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Ninguno de los dos se atrevió a decir una sola palabra. El mayor esperaba pacientemente que ella hablara, para no presionarla. Ella solo quería encogerse y desaparecer.

No cualquiera sabría ver la diferencia tan claramente cómo ella. Koro-sensei trasmitía confianza, y aunque tenía métodos extraños, daba la respuesta que necesitabas oír. Hacía lo que debía hacer para encaminarte, para hacerte ver la realidad, con lo bueno y lo malo.

Y te hacía creer en ti mismo. Era maestro y compañero.

El Shinigami, por otro lado, no se preocupaba de resolver problemas a menos que pudieran afectarle realmente. Como si los ignorara, sin fijarse realmente en lo que tenía a su lado.

Te hacía dudar del por qué estabas allí, de lo que buscabas en él. Solo era el mayor asesino con un par de aprendices.

Cuando Koro-sensei la vio por primera vez así, la retuvo con sus tentáculos hasta que se calmó, y tras asegurarse de que estaba bien, la dejó estar. Porque él ya sabía de qué iba eso, y sabía que ella no le escucharía sin más en ese momento.

Cuando el Shinigami lo vio, la decepción en su mirada era evidente durante el siguiente tiempo. Y quiso encerrarla, provocarla continuamente y mantenerla atada para ver qué era lo que lo provocaba y detenerlo.

Los métodos de Koro-sensei eran extraños, pero perfectos. Los del Shinigami eran extremos e inhumanos en algunas ocasiones.

Y ella ya no sabía con quién debía hablar, ni cómo comenzar.

Shin siempre había sido especial para ella, aunque tuviera sus formas, sentía que tenían una conexión por sus formas de ser, por que él era lo que ella quería llegar a ser al margen del asesinato. Koro la había cuidado, apoyado y enseñado de una forma muy cercana, tanto que no recordaba una igual.

Para ella ese hombre era como su padre. Y le dolía decepcionarle tanto.

Creo que te debo una gran disculpa. —inició él, al ver que ella no estaba dispuesta a comenzar. —Mi comportamiento hacia ti no ha sido más que lamentable y mi cuidado, superficial. Que me consideres como padre es un honor que no merezco.

Probablemente él no era consciente, pero comenzando así solo la hizo recordar. Recordó esa noche cuando era tan pequeña, el golpe en el coche, la risa de su padre biológico.

Aquello era un recuerdo que tenía en el fondo de su mente. La primera vez que lo recordó, fue cuando tuvo su ataque de pánico tras su primer asesinato. A partir de ahí, en muy contadas ocasiones volvió a rememorarlo.

Y esta fue otra de esas, en las que todo lo sucedido pasó a toda velocidad por su cabeza, en las que la risa y el silbido se mezclaron en su mente.

—Mi padre mató a alguien. —susurró finalmente, incapaz de levantar la cabeza de sus rodillas. —Lo atropeyó y se rió. Silbaba cuando era feliz, y volvió silbando. —intentó encogerse un poco más en su lugar, sin lograrlo.

Koro no sabía eso. E, intuía, que probablemente ni Kisho lo supiera. Eso le sorprendió, aunque se esforzó en no mostrarlo.

Sin poder ver realmente el rostro, los ojos de la chica, no podía saber si su siguiente movimiento sería peor o mejor. Pero se arriesgó de todas formas.

—Voy a contarte un secreto. —murmuró con suavidad, pasando sus dedos entre sus hebras (c/p). —Fue tu madre quién me contrató para asesinarle. Era una cantidad demasiado grande para alguien tan simple, pero era trabajo fácil, y lo hice.

—¿Por qué te lo pidió?

—Eso ya no puedo decirlo, porque su respuesta fue una mentira. No conozco el motivo real.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2022 ⏰

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