De nuevo, el Karma había estado a favor de la joven y había recuperado a su hermano y su maestro y figura paterna. Koro-sensei se mantendría junto a ellos bastante más tiempo, listo para ayudarles en todo. Por suerte, el pelirrojo disponía de espaci...
El viaje fue tranquilo y rápido para los jóvenes estudiantes que, antes de darse cuenta, terminaron su tiempo de disfrute en Osaka y se vieron obligados a volver. No estaban tristes, pues habían disfrutado de aquel viaje y sabían que sería algo corto que interrumpía la rutina.
Al despedirse en el andén del tren el trío de genios se separaron para dirigirse a sus viviendas, Karma y (t/n) obviamente juntos.
En la entrada les esperaba cierto profesor azabache con una sonrisa tranquila que siempre le caracterizaba apoyado contra el capó del coche de los padres de Karma que no dudaron en prestar.
Se acercaron con calma a él y subieron las maletas al maletero, para luego subir a la parte de atrás.
—¿Qué tal el viaje?
—Estuvo genial.
—¿Sin secuestros?—cuestionó con burla el azabache encendiendo el motor.
—Todo fue bien, no hubo problemas. —negó con calma Karma.
—Nos encontramos con Sugino-kun, fue bastante agradable. —añadió ella, haciendo asentir al azabache.
—Es cierto, me enteré de que irían allí pero se me olvidó comentarlo. —ambos jóvenes asintieron y comenzaron a contar sobre su viaje y lo que hicieron.
Cuando llegaron de nuevo a su casa bajaron sus maletas, Koro-sensei se encargó de la maleta de la chica ya que pesaba más (por la cantidad de cosas que la obligaron a llevar), y lo subieron a la habitación que compartían la chica y Karma.
—¿Y Kisho? —cuestionó ella con curiosidad, mirando por la casa.
—Está trabajando, tranquila, vendrá para la cena.
—¿En qué trabaja?
—Luego te dirá cuando venga. —insistió el azabache, a lo que la chica asintió preocupada.
Bajaron al salón para seguir conversando, sin embargo, a los cinco minutos la chica bajó la mirada con preocupación y comenzó a mirar su teléfono.
—¿Kisho está bien?
—Por supuesto, es de tu hermano de quién hablamos.
—¿Y es un buen trabajo?
—Temporal y bastante bueno.
—¿Tiene que ver con el asesinato o algo peligroso? —Koro-sensei sonrió con calma, acariciando la cabeza de la chica con suavidad.
—Tranquila, pequeña (t/n)-chan, él estará bien. No va a abandonarte. —ella asintió y le sonrió confiando en sus palabras para luego abrazarse a su pareja.
Aunque fuera seguramente el segundo mejor asesino del mundo, su hermana no podía evitar preocuparse por él.
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