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Ferran solloza ya adentro, y se va al vestuario, donde ve a Nico.

—¿N-Nico? —susurra tratando de limpiarse inútilmente las lágrimas.

—¿Ferran? ¿Qué pasa? —dice Nico, mirándolo.

—N-nada —susurra Ferran y se sienta enfrente de él, aún tratando de limpiarse las lágrimas.

—Ferran, dale —susurra Nico y se acerca—. ¿Qué pasa?

—E-Eric.

—¿Qué pasa con él? ¿Dónde está? —pregunta Nico.

—No sé, creo que se fue... Estaba acá hace un rato y lo escuché decir que yo ya no lo amaba. Lo detuve cuando salía pero me ignoró y me dijo que si quería ir a su casa a buscar mis cosas que vaya mañana. Y yo le iba a dar algo en unos días, pero al parecer ya no me ama, así que agarré un papelito y le escribí "esto se supone que era para vos, pero veo que ya no me querés" y lo pegué a la cajita, y se lo di. Después me fui y escuché cómo lloraba, me dolió mucho verlo así —relata brevemente Ferran.

—¿Cómo que se fue? —Nico se alarma—. ¿Qué regalo? ¿Para dónde se fue?

—No sé, no sé a dónde se fue, por eso estoy así. Y encima ya no me ama, con todo lo que dijo… —dice Ferran.

—Dios, Ferran —dice Nico y se toca la frente—. Él estaba muy mal, lo estuviste ignorando por una semana, ni siquiera prestaba atención a nada —suspira—. ¿Lo peor? A él le encanta escapar de todo y su hermoso pasatiempo es dejar todo e irse sin rumbo.

Ferran, al escuchar eso, se tapa la cara. Nico agarra su celular y manda un mensaje al grupo: "¡Chicos! Eric lo hizo otra vez, hay que buscarlo"

—Escuchá, Ferran, te voy a llevar a tu casa pero primero vamos a pasar por lo de Gavi, necesito arreglar las cosas con él —le dice Nico.

—¿Qué pasó con el cumpleañero? —pregunta el valenciano.

—Vi la foto con Sergi —susurra Nico—, y lo celé. —Se muerde el labio—. Acabo de arruinar su día.

—¿Te dijo algo? —susurra Ferran, suspirando, y Nico asiente.

—"No me cagues el día" —dice.

—Andá a buscarlo —suspira el mayor. Cuando Nico asiente, dice–: Dale, vamos.

Nico agarra sus cosas, se suben a su auto y se dirigen hacia la Masía.

—¿Te espero acá o vamos los dos? —pregunta Torres cuando llegan.

—Esperame acá, al menos sé que tengo un amigo por si ya no quiere verme. —Nico suspira y se baja del auto. Se dirige hacia adentro pasando directo, lo conocían y él ya conocía la habitación, tuvo suerte de que Ilias salía de allí, quien le dedicó una sonrisa como saludo y le dijo que estaba acostado. Pasó cerrando la puerta detrás de él.

Malos Entendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora