9

575 36 7
                                    

Ferran buscaba totalmente desesperado a Eric. Si le hubiera prestado atención después de comprarle el anillo no estaría así.

—Te pido por favor que te calmes —le pide Ansu.

—No puedo, Ansu, mi novio desapareció y vos querés que me calme —dice Ferran.

—Ya lo sé, es mi mejor amigo por si no sabías —suspira Ansu.

—Ya sé —dice Torres.

—¡ERIC GARCÍA MARTRET! ¿DÓNDE MIERDA TE FUISTE? —grita Ansu.

Ferran se tapa la cara y se aleja de Ansu para seguir buscando.

—¡STAR, ¿DÓNDE ESTÁS?! —grita.

Eric observaba de lejos como su amigo y su ¿novio? lo estaban buscando. No quería aparecer, si lo hacía probablemente termine peor.

Ferran se muerde el labio a punto de llorar.

—E-Eric, ¿dónde estás? —susurra más para sí mismo, ya perdiendo las esperanzas.

—No, mi amor, no llores —susurra Eric desde su escondite.

Ferran se sienta por ahí, cerca de Eric sin saberlo, y solloza casi inaudible.

—E-Eric —solloza—. P-perdón, amor —susurra entre lágrimas—. S-si no te hubiera i-ignorado d-después de c-comprarte el anillo n-no e-estaría p-pasando e-esto, p-perdón —solloza fuertemente. Se dio cuenta de que había comprado al pedo el anillo, pero ahora sólo quería encontrar a Eric, después vería si seguían juntos o no; aunque sabía que Eric no lo amaba no quería dejarlo.

Eric sale lentamente y se acerca a Ferran, entre lágrimas. Ferran solloza con la cabeza entre las rodillas, y no se entera de nada.

—N-no me a-ama —solloza.

—Te amo con cada parte de mi alma —susurra García.

Ferran no lo escucha. Aunque encuentre a Eric sabe que lo perdió, perdió al amor de su vida, porque Eric iba a dejarlo, era obvio.

—Ferran —lo llama Eric.

Ferran escucha la voz de Eric y asustado levanta la mirada. Eric se acerca a él, y Ferran se limpia las lágrimas.

—¿D-Dónde e-estabas? —susurra tratando de hablar indiferente, pero no pudo.

—Perdoname —susurra Eric, sollozando—. P-perdoname p-por h-hacerte s-sufrir a-así.

Ferran no puede serle indiferente si lo ve ahí llorando. Se acerca y lo abraza; iba a disfrutar lo más posible de sus últimos abrazos. Eric le corresponde apoyando su cabeza en el pecho de él.

—C-Creía q-que t-te h-habías c-cansado d-de m-mí y q-que m-me i-ibas a d-dejar —dice, sollozando levemente.

—N-nunca —dice Ferran.

—E-esa s-semana q-que n-no m-me h-hablaste n-ni m-me m-miraste, c-creí e-eso —solloza Eric—, y c-cuando v-vi e-el p-porque m-me q-quise m-matar y m-me f-fui, q-quise p-perderme de todo, quise desaparecer.

Ferran niega con la cabeza.

—Arruiné todo con vos, te perdí… —susurra Eric mordiéndose el labio.

—Y-yo te p-perdí —dice Ferran, negando con la cabeza entre sollozos.

Eric niega repetidas veces.

—No me vas a perder nunca, no hiciste nada como para hacerlo —dice.

—Te ignoré sin darte ninguna explicación, por eso te fuiste —dice Torres.

—Me fui porque había arruinado todo con la persona más importante para mí y a la que amo con mi vida entera, y si no te tengo conmigo estoy perdido, y quise perderme peor —explica Eric.

—Arruiné todo. —Ferran se tapa la cara.

—Mirame —susurra Eric—. Por favor, hacelo.

Ferran, con un par de lágrimas, lo mira. Lo perdió, arruinó todo desde que compró ese maldito anillo.

—No arruinaste nada, no hiciste nada, y ese anillo fue el mejor regalo que me pudiste hacer. —Eric lanza un par de lágrimas.

Ferran niega con la cabeza. Lo peor que pudo haber hecho fue ignorarlo, lo que iba de la mano con comprarle el anillo porque fue por eso.

—Ferran, por favor —susurra Eric—. Yo te tendría que haber esperado, no te tendría que haber dicho absolutamente nada, ese anillo iba a ser la alegría más grande que podía tener, lo que más quería era casarme con vos y eso es lo que quiero ahora, pero te perdí, por estúpido lo hice y me quiero matar.

—No me perdiste —susurra Ferran

—Ni vos te crees eso, Ferran —solloza García—. Quiero que me lo digas ahora, que ya te perdí.

—No. —El valenciano se tapa la cara.

—Mirame a los ojos y decime que ya no hay vuelta atrás, así puedo ver qué hacer con mi vida —susurra Eric.

Ferran solloza fuertemente. No quiere perderlo. Eric lo abraza, y Ferran se acurruca contra él, sollozando fuertemente. No quiere perderlo, pero Eric decía que ya lo perdió. Dios, era un pelotudo. Si no hubiera ido a comprar nada Eric no estaría por dejarlo. Eric niega varias veces.

—No quiero dejarte, no voy a hacerlo —dice, y  Ferran solloza. Sabe que lo perdí, diga lo que diga Eric.

Malos Entendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora