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Gavi estaba acostado dándole la espalda a la puerta, sollozando en voz baja apenas se fue Ilias. No escuchó la puerta abrirse y aunque la hubiera escuchado tampoco le interesaba.

Nico se muerde el labio al escucharlo sollozar, se acerca lentamente y se sienta en la punta. El menor ni se inmuta, simplemente se acurruca en la cama en posición fetal y sigue sollozando. Que cumpleaños de mierda.

—Gavi —susurra Nico, suspirando.

Gavi solloza un poco más alto sin mirarlo, aunque lo escuchó.

—No, mi niño —susurra Nico y se acerca a él—. No llores.

Gavi lo mira con la cara llena de lágrimas.

—Nadie es merecedor de tus lágrimas —susurra Nico, limpiándolas—. Ni de tu amor, porque te merecés mucho más y yo te vengo a cagar el día más esperado por vos.

Gavi se muerde el labio al escuchar la última parte. El 14 se acomoda mejor en la cama y mira hacia un punto fijo.

—Cuando vi esa foto, no sé, otra vez las inseguridades volvieron a mí, la pasé con mis anteriores relaciones y quería resguardarme a que eso otra vez pasara pero terminé haciéndolo yo. —Se muerde el labio.

—¿Qué pasó antes? —Nico nunca le había contado nada de eso.

—A la primera oportunidad que tenían me cambiaban, me dejaban tirado creyendo ser el problema de todas las discusiones, todo era porque no me ascendían a Primera y creían que no iba a llegar lejos —susurra el mayor jugando con sus dedos.

—¿Q-Qué? —murmura Gavi.

—Ser jugador de la Masía del Barça, un equipo realmente prestigioso para quien tiene deseo de dinero y no de amor, y yo fui la víctima principal de cada uno de ellos.

Gavi se muerde el labio y lo abraza. No sabía nada de eso. Nico apoya la cabeza en su pecho, no quería recordar eso.

—Perdón por arruinar el día que tanto estabas esperando —susurra—. Soy la peor persona que conociste.

—Nico, no sos la peor persona, no digas eso —niega Gavi, y Nico lo mira.

—Arruiné todo —susurra.

—No —susurra el sevillano.

—Te hice llorar —vuelve a susurrar Nico.

Gavi no puede decirle nada, no puede decir que no fue él, no le quiere mentir.

—Viste, tengo razón, soy un pelotudo —dice su novio y se tapa la cara.

—Nico, no digas eso, no lo sos —niega Gavi.

Nico niega sin destapar su cara. Era un pelotudo, había hecho llorar a su novio el día de su cumpleaños.

—Nico —susurra Gavi casi inaudible.

—¿Q-Qué? —susurra el aludido sin sacar sus manos de su cara.

Gavi suspira y, casi con miedo de que se suelte, lo abraza. Nico destapa su cara y lo mira, pero Gavi no lo mira, no quiere que note sus lágrimas.

—Mirame —susurra Nico.

Gavi se limpia las lágrimas sin que Nico se dé cuenta y lo mira. Este niega y acaricia su mejilla.

—Perdoname —susurra.

—Perdoname a mí por decirte eso de Eric —dice el menor, negando con la cabeza.

—Me lo merecía —susurra Nico, mirándolo.

—No te lo merecías —niega Gavira.

—Te hice la mejor escena de celos, Gavi —susurra Nico.

—¿Y? —susurra Gavi—. ¿Te tengo que dejar por eso? No, o por lo menos yo creo que no.

—No quiero que me dejes —dice el mayor y se muerde el labio.

—Y yo no quiero dejarte, no quiero que el día que más esperé se convierta en el más triste —dice Gavi.

—Te amo, mi niño —susurra Nico.

—Y yo a vos.

Nico saca algo de su bolsillo, abre la caja y saca dos pares de cadenitas.

—No fue pensado pero me gustó la idea. Estas dos cadenitas forman un corazón —explica.

Gavi sonrie y deja que Nico le ponga una y luego él le pone la otra.

—Felices 18, mi niño —susurra Nico, sonriendo. Gavi también sonríe.

—Te amo, Nico.

—Y yo a vos. —Nico lo besa.

Gavi le corresponde, pasando sus brazos por su cuello.

—Te amo mucho —susurra el gallego entre besos, colocando sus manos en la cintura.

—Y yo a vos —susurra entre besos Gavira.

Nico sonríe y besa su frente, para volver a sus labios. Amaba besarlo, y más si es con sabor a reconciliación.

—Mi amor, no quiero alarmarte ni nada por el estilo pero…

—¿Pero qué?  —susurra Gavi un poco preocupado.

—Pero Ferran está abajo, esperándome... —dice Nico y suspira—. Eric lo volvió a hacer otra vez.

—¿De nuevo? —pregunta Gavi con un suspiro, y su novio asiente.

—No sabemos dónde está, y es necesario encontrarlo —dice el mayor.

—Vamos —dice Gavi, mordiéndose el labio.

Malos Entendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora