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Eric lo abraza, lo acaricia, y trata de consolarlo. Se odiaba por hacerlo llorar.

—N-no te odies, y-yo tengo l-la culpa —dice Ferran. 

Eric niega.

—¿Vos tenés la culpa? ¿Por querer pedirme casamiento? ¿Por llorar? Es simplemente mi culpa y me odio por eso —dice, y Ferran suspira.

—Eric, es mi culpa, vos no tenés la culpa de nada. ¿Quién te ignoró y te hizo sentir mal? Yo. ¿Por qué? Por una pelotudez mía —dice.

—¿Entonces pedirte casamiento es una boludez tuya? —dice Eric, alejándose.

Ferran se tapa la cara. Se odia tanto. Si no hubiera querido pedirle nada no estarían así. Eric se muerde el labio y asiente. Torres solloza en silencio, aún tapándose la cara.

—Perdoname —dice Eric mirándolo.

—V-vos no hiciste nada, Star —dice Ferran negando con la cabeza.

—Mirate, Ferran, por Dios. —Eric se tapa la cara.

Ferran solloza en voz baja negando con la cabeza.

—¿Qué parte de "no hiciste nada" no entendés? Eric, yo soy el que tiene la culpa de todo, te ignoré por una semana por una boludez.

Eric asiente, limpiándose las lágrimas.

—No sabía que pasar el resto de tu vida conmigo era una boludez —dice.

—No es una boludez —dice Ferran, pero sabe que aunque lo explique todo está perdido.

—Lo acabas de decir. Y perdoname, perdoname por irme y hacerte pensar que ya no te amo, perdoname por arruinar tu sorpresa, perdoname por hacerte llorar. Perdoname por irte a buscar en esa semana, creyendo que ya te cansaste de mi y vos armando esa boludez que me haría la persona más feliz del mundo —dice el menor alejándose.

—Eric... —susurra Ferran casi inaudible.

—Te amo —Eric se levanta—, y esa es la única respuesta a todas tus dudas. Te amo más que a mi vida, y si no te tengo a mi lado es como estar solo. Pero te entiendo, quien se comparta así de pelotudo lo único que haría yo es sacarlo de mi vida, y está muy bien.

—Pero, Eric. —Ferran se muerde el labio con lo último que dijo. Nada que ver, el pelotudo era él, no Eric. No lo quiere sacar de su vida, todo lo contrario.

Eric se tapa la cara y solloza.

—Perdón, amor —susurra Torres y lo abraza—. No quise hacerte llorar, no quise decir n-nada de lo que dije, perdón.

Eric, sin sacarse las manos de la cara y sin dejar de sollozar, deja que lo abrace. Ferran besa su frente y lo acaricia, tratando de calmarlo. ¿Para qué habló? Suspira y le levanta la mirada, y le limpia las lágrimas.

—Perdón por todo lo que te dije —le dice.

—Me lo merezco completamente. —García se muerde el labio.

—No, no te lo merecés, Star —niega el valenciano.

—Sí —susurra Eric.

—No, Eric, aparte no me refería al casamiento cuando decía que era una boludez mía, era relacionado a eso pero no eso, no me dejaste explicarte —susurra Ferran.

—¿Y entonces? ¿Cómo es?

—Te estaba evitando porque yo ya tenía decidido cuándo pedirtelo, siempre tenía el anillo encima (no sé por qué). Y sabía que si estaba cerca tuyo te lo iba a terminar pidiendo antes de tiempo, por eso digo que te evitaba por una boludez —explica Ferran.

—Aún así arruiné todo sin saberlo —susurra el catalán.

—¿Qué arruinaste según vos? —le pregunta Ferran.

—Cuando dijiste que me habías escuchado en el vestuario, y después te hablé mal, te hice entender todo menos lo que sentía al ver tu rechazo, y me entregaste la cajita, ahí entendí que ya no querías nada conmigo, y por eso me fui, y desaparecí por dos días —responde Eric, y Ferran niega.

—Te la di porque pensé que ya no me amabas. Eric, me preocupaste mucho estos dos días, tenía miedo de que te haya pasado algo —dice.

—Quisieron robarme —susurra inaudible el menor.

Malos Entendidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora