lost soul

Capítulo 37: Carga de dolor

Si alguien hubiera visto alguna vez una chispa en una habitación llena de vapores de gas y pólvora, describiría el efecto como similar al efecto que tuvo el ataque de Zaraki a Naruto en estas dos fuerzas.

Con un gruñido de ira, Naruto partió el cuello del líder Kusa en dos con un crujido repugnante. Un segundo después, el hombre se derritió en un charco de barro a los pies del jinchuriki. Naruto gruñó mientras volvía sus brillantes ojos azules hacia los rasgos conmocionados de Yoshino. Los brazales dorados de sus muñecas sisearon y palpitaron mientras los sellos brillaban en rojo.

Desenvainó su segunda hoja mientras levantaba la primera, listo para asestar el golpe mortal esta vez. Yoshino salió de su estupor a tiempo para agarrar los dos látigos de cadena que descansaban sobre sus hombros, empujando chakra hacia ellos, las pequeñas áreas articuladas se unieron, formando una barra sólida como un arma con pequeñas cuchillas que sobresalían de los bordes alrededor, el arma no convencional. se volvió lo suficientemente fuerte como para detener su espada cuando ella los entrecruzó en un patrón de X sobre ella, la mitad del látigo ahora era sólido, la otra parte estaba floja mientras colgaban sin fuerzas de sus hombros.

Naruto gruñó mientras echaba hacia atrás su segunda espada, pero cuando la balanceó, fue interceptada por la naginata de Kenpachi. Volvió sus ojos azules hacia el gran hombre que encontró su mirada uniformemente.

Con un empujón, Naruto fue empujado hacia atrás cuando Kenpachi ayudó a Yoshino a ponerse de pie. La joven volvió a mirar a los ojos de Naruto, pero cuando lo hizo, no encontró nada, ni vacilación, ni tristeza, ni arrepentimiento.

Solo había ira.

Ira y odio.

Los ojos del rubio miraron ferozmente a los dos antes de tomar su posición de pelea, su voz mezclada con veneno mientras hablaba. "Que así sea."
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El primer instinto de Kakashi fue correr en ayuda de Naruto; sin embargo, antes de que pudiera avanzar para hacer eso, aparecieron numerosos Anbu, bloqueando su camino. Sus ojos los escanearon rápidamente antes de lanzarse, a toda velocidad mientras formaba los sellos de sus manos. El Chidori cobró vida en su mano cuando se abalanzó sobre uno de los Anbu, el Anbu levantó su espada en un esfuerzo inútil por detener el ataque mientras Kakashi se movía demasiado rápido para esquivar perfectamente.

Sin embargo, para su sorpresa, en lugar de hundir el rayo en su pecho, Kakashi saltó, aterrizó sobre los hombros del hombre y lo usó como trampolín para lanzarse aún más hacia las filas enemigas, dirigiéndose directamente a uno de los dos capitanes de Anbu.

Mientras la forma de Kakashi se arqueaba en el aire, el cacareo del Chidori se arrastraba detrás de él, parecía ser poco más que un rayo negro y un relámpago antes de hundir el ataque en el pecho del capitán, el rugido de los miles de pájaros apagándose, marcó el comienzo de esta batalla.
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Los huesos de Kimimaro se movieron bajo su piel, formando una armadura bajo la fina capa de su carne mientras lanzaba numerosas balas de hueso de sus dedos hacia el ninja que acababa de aparecer ante ellos, tomando a algunos desprevenidos.

Las balas atravesaron sus pechos y hombros antes de que tomaran represalias lanzando varios kunai y Shuriken.

Las cuchillas se desprendieron de su piel, y apenas lograron raspar centímetros de piel antes de que golpearan el hueso duro e inflexible.

Su atención se centró en el área frente a él cuando apareció uno de los Anbu, con la espada ya levantada para un golpe. Los ojos del usuario del hueso se entrecerraron antes de lanzar un pesado hueso de su muñeca que se estrelló contra la máscara del sorprendido Anbu haciéndolo tambalearse antes de que Kimimaro apareciera semi agachado frente a él, agarrando el brazo de la espada del hombre con su mano libre, presionó las puntas de los dedos de su con la otra mano contra el estómago del hombre antes de soltar otra ráfaga rápida de balas de hueso, llenando la cavidad del estómago del hombre con pequeños proyectiles. Sin embargo, cuando se movió para alejarse, el último agarre del hombre en su muñeca se hizo más fuerte, impidiéndole moverse.