Se despertó de golpe, realmente sin saber el tiempo concurrido entre ese momento y su último recuerdo antes de despertarse en el lugar donde se encontraba en ese mismo momento.
Trató de respirar profundamente, pero puedo observar (con la poca iluminación que había) en su propia boca como una cinta de color gris le cubría esta misma, cosa que le impedía respirar por la boca, e incluso hablar.
También intento, miserablemente, mover sus manos, las cuales estaban atadas con una cuerda detrás suyo impuestas por la parte de la silla en donde estaba sentado.
Sus ojos no estaban cubiertos, así que trató de analizar a su alrededor todo lo mejor posible, todo aquel pequeño detalle que su visión le permitiera notar; en busca de cualquier pequeña cosa que le ayudaría a identificar en lugar en donde se encontraba.
No fue mucho más que solo unas paredes grises y su propio cuerpo. No podía voltearse, pero podía tratar de utilizar sus dedos para buscar aunque sea un pequeño detalle a sus espaldas.
Con sus dedos, recorrió la pequeña parte de su silla que estos le permitían; otra parte que no era de su silla le indicó lo que menos se esperaba: otra silla, lo que significaba que no era el único en esa habitación.
Tan rápido como movió un poco más su mano hacia atrás, se encontró con una manga. Una manga de una blusa.
La persona detrás suyo, se sobre exaltó y ahogó un grito; Shuichi supo de inmediato que esa persona estaba en la misma situación en la cual él estaba.
Se preguntaba a si mismo el como poder comunicarse con esa persona, pero la persona detrás suyo empezó a entrar en pánico. Acababa de despertar y no sabía el como reaccionar correctamente hacia aquella situación inafortunada.
Dio un golpe en el suelo con su pie, tratando de calmar a la persona detrás suyo. Volvió a dar otro y otro tras otro hasta que la persona se detuviera y comenzará a ser atraído por la acción del peli-azul.
La persona detrás suyo repitió el mismo movimiento que el peli-azul, indicando que le estaba prestando atención, tratando de poder comunicarse de alguna manera
Por un momento, Shuichi sintió un ligero (demasiado ligero) peso en su hombro, el que se sintió más como un cosquilleo que como un peso.
De la nada, las luces de aquella habitación se encendieron.
Ambos se sobre exaltaron, ahogando un grito en las cintas que mantenían sus bocas selladas.
—¡Vaya, vaya! Hasta que al fin despiertan —exclamó una voz de ningún lado—. Ey, ey, no se alteren. No muerdo; por el momento.
Uno, dos, tres. Shuichi trataba de respirar a la par del conteo en su cabeza sin éxito alguno; no podía aguantar la respiración con su corazón palpitando de esa manera. No sabía que estaba pasando por completo, pero sabia quien había hecho tan acción.
Una puerta automática se escuchó moverse a la par de unos zapatos con tacones, acercándose cada vez más a los chicos amarrados.
No quiso observar a la persona que se estaba acercando a ellos. Él ya sabía quien era. Agachó su cabeza y trató de observar sus prendas de vestir y sus pies debajo. Y aunque tratará de hacer todo lo posible para no perder el pánico, se sentía demasiado atemorizado por la idea, más en el momento en el que se dio cuenta de que estaba mantenimiento sus ojos cerrados con demasiada fuerza.
Una mano se posó en la barbilla de este chico y no pudo evitar abrir los ojos al sentir unas uñas postizas enterrarse en su mentón.
La mano llevo lentamente la cabeza de Shuichi para arriba, obligando a ver a la persona detrás de todo: Junko Enoshima.
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Cien promesas [ ♥︎ ] - Saimami
Fanfiction¿Quién era ese chico peliverde? ¿De donde venía? ¿Qué es lo que escondía detrás de esa sonrisa? ... Shuichi Saihara. Un adolescente común y corriente como los demás. Lo único no común de este chico era su título definitivo, ya que el había consegu...