Parte I: Capítulo quince.

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XV

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XV. Mío

Montecarlo;
Mónaco, 2019.


—¿Estás segura de que tienes el dinero suficiente para irte de casa? —me pregunta Bianca, siguiéndome desde mi habitación.

—Completamente —respondo una más de las miles de preguntas que me hace desde que les avisé que me iba de casa, mientras arrastro unas pesadas maletas tras de mí.

Es increíble lo mucho que le ha costado entender que me voy de casa, alegando que la dejaré sola. Parece que olvida que nunca está aquí. Es más, yo creo que yéndome de casa, probablemente pasaremos mucho más tiempo juntas.

Al llegar de Italia busqué inmediatamente un alquiler y por suerte encontré un pequeño apartamento cerca de mi trabajo. Apenas tiene una cama y algunos muebles de cocina, pero me servirá para mantenerme alejada de Charles. También decidí dejar de ir a las carreras, a pesar de la insistencia de Max para que siguiera acompañándole.

Estoy decidida a dejar todo esto atrás. Requiere esfuerzo y compromiso, y por el bienestar de Bianca estoy dispuesta a cualquier cosa.

—Te extrañaré —se aferra a mí en un fuerte abrazo.

Intento apaciguar el nudo en mi garganta al abrazarla— Yo a ti, Bi.

—No exageren —dice mamá interrumpiendo nuestro abrazo— Probablemente regreses en un par de días.

Ignoro el agrio comentario de mi madre y me despido de nona, que mientras me abraza guarda un poco de dinero en el bolsillo de mi chaqueta. Intento devolvérselo pero me obliga a guardarlo. Gianna, mi hermana menor, no está para nada interesada en despedirse, es más, nisiquiera sale de su habitación.

Me dirijo hasta la puerta y me encuentro de frente con Charles. Mi corazón duele al ver sus ojos verdes conectar con el marrón de los míos, especialmente cuando deja de mirarme para posar su mirada en Bianca, que apenas lo ve se lanza a sus brazos. Al parecer ya arreglaron sus problemas.

No nos habíamos visto en días. Desapareció debido a su trabajo y al menos eso me facilitaba un poco las cosas. Hubo momentos en donde pensé que lo que sentía por él no era más que un capricho infantil, hasta que lo veo nuevamente frente a mí. Todo aquello que parecía tan insignificante, se magnifica con el solo hecho de cruzar miradas.

—Lu se va, cariño —le dice ella, con semblante triste, apoyando su cabeza en su hombro. A pesar de ser mucho más alta que yo, sigue siendo unos centímetros más pequeña que Charles.

Él parece sorprendido, sin embargo ya habíamos hablado sobre esto. Era algo que sucedería tarde o temprano.

—¿Ahora? —pregunta.

—Sí —murmura Bianca, acongojada.

Mamá, que presencia todo desde lejos, se acerca y toma a Charles de la mano para hacerlo entrar a casa— No es como si fuera a irse de Mónaco —ríe— Pasa cariño, cena con nosotras. Luciana ya se va.

¿Cómo evitar un amor prohibido? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora