Parte II: Capítulo dieciocho.

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XVIII

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XVIII. Cabello oscuro, ojos oscuros

Viena;
Austria, 2023.

—No quiero que regreses al trabajo —lloriqueo, abrazándome al torso desnudo de Charles que descansa a mi lado en la cama y ríe por mis repentinos cambios de humor

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No quiero que regreses al trabajo —lloriqueo, abrazándome al torso desnudo de Charles que descansa a mi lado en la cama y ríe por mis repentinos cambios de humor.

Son apenas las 10 de la mañana y ya he llorado por un anuncio de la televisión, reído a carcajadas por ver a Charles tropezar al salir de la cama y enojado porque me trajo frutas de desayuno y no una hamburguesa.

Charles Leclerc merece un título de campeón mundial de la Fórmula Uno y además, un título al ser humano más paciente en el universo entero.

—¿Quieres que me quede todo el año aquí contigo sin hacer nada?

—Bueno, no haciendo nada. Me entregarás mucho amor a mí y al testarudo bebé que aún no quiere mostrarnos si es niño o niña.

Charles vuelve a reír y las mariposas se hacen presente en mi estómago, como siempre— ¿Cómo es posible que con tanta tecnología él o ella logre esconderse tan bien?

Me encojo de hombros.

Estoy igual de sorprendida que él, ya tengo 30 semanas, una panza abultada y aún 0 conocimiento del género del bebé. Hemos visitado a más de un doctor para verificar, y cada uno de ellos nos da una respuesta distinta. Algunos nos dan probabilidades de que sea niño, pero otros nos enseñan características que parecen indicar que es una niña. Este bebé quiere hacernos rabiar desde la panza.

Y lo está logrando.

Han pasado muchas cosas en el último tiempo. Charles está viviendo conmigo aunque ninguno de los dos se atreve a mencionarlo, solo vino un día de visita luego de una carrera y ya no se fue más. Ambos estamos cómodos con la decisión, sin embargo, por alguna extraña razón preferimos no decirlo en voz alta. Solo va a Montecarlo de visita y cada vez me lleva con él, ya que su madre insiste en verme siempre; nuestra relación cambió mucho ahora que estoy creando a su primer nieto en mi panza.

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