Capítulo 68[ Rebelión ]

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Miedo...

Una sensación interna que hace paralizar a la mayoría de personas y se puede ver en múltiples factores y en múltiples de contextos alrededor del mundo, a nadie con la suficiente cordura le gusta esa sensación de incertidumbre y pánico que imposibilita al cuerpo en su mayoría de casos si es que no se sale despavorido luego de ver aquello que los aterra.

Otros como Chitose estaban condenados a vivir en constante miedo de lo que les pueda pasar, no es fácil convivir en el mismo lugar de aquello que te asusta, sin embargo no tiene otro lugar al que ir y aún si intentara irse no conoce la zona donde está por lo que sería rápidamente atrapada.

Recapitulando Chitose fue miembro del ejército de liberación de lo paranormal, para crear una sociedad donde los que tienen quirk fuerte sean los que rigen sobre los débiles y quirkless fueron en contra de la sociedad y otros villanos para lograr su cometido y claro se metieron con quien no debían, contra la liga de villanos perdieron y así se convirtió en otra cosa ahora siendo líder aquel maniático de las manos.

Las cosas no le fueron bien dada su fatídica muerte y claro creyó que aquel era el final, solo esperaba que sus compañeros tuvieran la suerte de cumplir sus metas, no fue así...

Él la revivió a cambio de su lealtad y ella con ese deseo de venganza le siguió ciegamente sin saber en lo que se metía o con quien estaba, ahora se arrepentía.

Su jefe nunca le tocó o amenazó, no hacía falta si con solo mirarla ya le provocaba dudas y miedo que erradicaban sus pensamientos de escapar o revelarse contra él, el muy maldito sabía bien lo que el miedo causaba y lo usaba para controlar a quien quiera o al menos a quien sea de una mente tan quebradiza como la que tiene Chitose en el momento.

Después de liberar esas criaturas en una ciudad ella no había parado de tener pesadillas principalmente porque para mantenerse a salvo y cerca para cuando se necesitase la pusieron en una habitación en el complejo inferior, la parte que no quiere que vean, muchos metros por debajo del laboratorio de los horrores que se montaba el doctor Garaki, un lugar bueno y hasta cierto modo bonito a su manera, muebles de buena calidad y que juraría son importados, seda fina y lujosa ropa para complacerla, incluso le ofreció un compañero para saciar sus necesidades pervertidas si así lo quisiera.

Lo malo era el sonido y es que para la separación que hay entre el laboratorio y su habitación escuchaba perfectamente los gritos desesperados y dolorosos de las víctimas ( se niega a llamarlos pacientes) del doctor, suplicas de piedad y rezos sin respuesta a una deidad que les había abandonado, los sollozos de aquellos en ese lugar y para finalizar los rugidos de las bestias una vez el doctor les logra adoctrinar, sonaban tan desprovistos de vida que recurrentemente Chitose tenía pesadillas con esos chillidos de bestias.

- Chitose se te necesita en el laboratorio- habló la asistente de Donovan, esa mujer si que daba miedo y Chitose estaba segura que no era humana

Chitose- enseguida- salió de su habitación con camino hacia el ascensor, trató de camino superar su miedo creciente a lo que se hacía en el edificio

Con cada piso que subía podía escuchar los gruñidos y gritos de gente, quería una revolución en la sociedad pero llegar a tales extremos no le gustaban, por lo menos los nomus se quedaban improvistos de sus mentes, estas cosas siguen en constante dolor al aumentar de manera extrema su quirk, la presión en sus cuerpos crean dolor constante.

Garaki- oh bien llegaste- habló desde su silla, tenía a un chico de no más de diez años con el dormido y con múltiples conductos en partes de su cuerpo

Chitose- que es lo que necesita doctor? - preguntó sintiendo el miedo crecer en sus entrañas

Garaki- necesito probar algo... - sin esperar nada dio a un botón y el niño salió con rabia sobre la mujer quien rodó para evitar al niño

Chitose- que significa esto?! - volvió a evitar al niño con ansia asesina

Garaki- interesante... - dio a una máquina que reprodujo un sonido imperceptible para el humano común, de alguna manera calmó al niño

Chitose- que diablos fue eso?! - el doctor la ignoró por el momento revisando al niño quien tenía la mirada perdida

Garaki- una forma de vencer a los héroes claro está- siguió viendo al niño vacio el cual ni se inmutaba por nada de lo que le hicieran- los héroes no tienen el valor para atacar a un niño y mucho menos matarlos, son armas que nadie aprovecha a su cien por ciento- sonrió macabaramente y con eso la mujer tuvo suficiente - adelante vete, no eres necesaria en este momento

La mujer miró enojada al intento de doctor y bajó por el ascensor hacia su habitación, tenía que planear su escape y de paso hacer caer este tétrico acto que hacía, no soportaría un minuto más en ese lugar.

El plan sería simple, libera un par de bestias que con suerte harían el suficiente tiempo para que ella se vaya por las escaleras hacia el vestíbulo del edificio y allí salir hacia algún lugar engañar a uno que otro Idiota y luego con el dinero suficiente comprar un vuelo hacia Japón, allí iría con los pocos compañeros qué no fueron arrestados y planear el ataque contra Donovan y la sociedad heroica.

Luego de pensarlo mucho y evitar las suficientes cámaras llegó a donde las guardaban, aquellas jaulas donde estaban los experimentos, si algo debía admitir es que el lugar no parecía ser la guarida de un villano, era una especie de hospital bajo tierra que tenía monstruos encerrados en jaulas.

Miró al que más le venía bien, una especie de araña extraña tan grande y asquerosa que sería perfecta para la distracción, luego a su lado un hombre completamente normal, aún con su mirada perdida, algo le decía que podía funcionar, sonrió para si misma y abrió ambas celdas tocando a ambos volviendoles bombas humanas o bueno un humano bomba y araña bomba, les liberó de su control musical y ambos entraron en locura arremetiendo contra lo que hubiera.

Claro no tardó en entrar a las escaleras y escuchar como la alarma se disparaba, subió lentamente por las escaleras en caso que alguien bajara por ellas, no quería causar un revuelo más.

Tuvo la fortuna de no encontrarse con nadie de allí, no sabía que pasaba allí abajo pero esperaba que su plan funcionaba, sabía que no podrían frenar a esos dos fácilmente o al menos lo esperaba.

Entró en el vestíbulo mirando las puertas hacia la libertad, no tardó en correr, creyendo que estaba a salvo, estaba tan cerca...

No tardó en sonar la alarma y rejas cubrieron las puertas, las pantallas presentes mostraron aquel oso monocromático tan característico de Donovan, unos cuantos soldados llegaron con la asistente como su lider, su mirada seguía tan fría y perdida como siempre.

- no deberías haber hecho eso- habló tan carente de sentimientos como siempre

Chitose- como?- el miedo volvió a ella, sabía lo que le harían y antes muerta que ser una de esas cosas, retrocedió lentamente tocando su espalda sin que la vieran, un último acto de rebeldía

- olvidas de quien son esas cosas y el control que tenemos Chitose

Chitose- o tal vez solo esperaba a ello- sonrió causando que aquellos dos explotaran donde sea que estén

- no eres muy lista- ante ella, la asistente dobló de forma rara y asquerosa su brazo revelado un arma- ahora condenaste tu destino, no se te matará, esto será mucho peor...- apuntó a la mujer al igual que todos

Chitose- no gracias- se pegó a la puerta y cerró los ojos sonriendo ante su idea- el mundo sabrán lo que hacen! - con una última sonrisa se hizo explotar en su mayor bomba creada hasta la fecha, abriendo las puertas y dañando el vestíbulo al igual que a la asistente, mostrando que en efecto siempre fue una máquina.

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