En búsqueda de Olaf. (Parte 2)

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Miró su reloj por tercera vez en los últimos veinte segundos. Nueve en punto.

Era hora.

Nervioso por lo que estaba a punto de pasar, un apuesto muchacho de cabello rubio estaba sentado en uno de los sillones de su sala de estar, esperando que sus amigos llegaran. Vestía de una forma que definitivamente no era algo que usaba a menudo: Playera y chaqueta negras, jeans grises y botas con casquillo negras. Golpeaba el suelo con el pie derecho para controlar su nerviosismo y, en sus manos, tenía la mochila que había preparado con sus amigos horas atrás.

Antes de que pudiera suspirar por octava ocasión, escuchó que tocaban la puerta, haciéndolo alzar la mirada en un dos por tres, sabiendo quiénes eran los que habían tocado...

Levantándose del sillón como si hubiese sido ayudado de un resorte, el rubio se dirigió a la puerta, la cual abrió posteriormente. Al abrir la puerta, no pudo evitar sonreír. Sus amigos estaban ahí, al igual que él, preparados y vestidos en un modo bastante táctico y discreto a la vez, como si fueran a ser parte de una misión ultra secreta.

-¿Todo listo?- escuchó a su amigo de cabello de nieve preguntarle, dirigiendo su mirada a él. Como todos, vestía como un agente secreto: Camisa negra arremangada junto con jeans y botas del mismo color. Comenzaba a pensar que, en lugar de ir a un callejón, al ir vestidos de negro irían a un entierro.

Kristoff asintió, alzando la mochila con la mano para mostrarla a sus amigos.

-Todo listo. Pero debemos irnos ya, le mentí a mi abuelo acerca de a dónde nos dirigimos. Él piensa que vamos a ir a cenar y, si nos ve vestidos así, va a sospechar.

El chico salió de su hogar, aún algo nervioso, viendo a todos sus amigos concordar, tratando de ser lo más cautelosos posibles. Aún con la mano en el picaporte, el rubio cerró la puerta de su casa: La misión "La búsqueda de Olaf" había iniciado oficialmente.

***

Apenas unas cuadras lejos de ahí, una artista desamparada se encontraba en el callejón, esperando que diera la medianoche para poder irse a aquella calle donde vio las casas descuidadas, abandonadas e inhabitadas. Cenando otro de los yogures que había tomado del 7-Eleven apenas esa mañana, esperaba para poder crear más arte sin que ningún curioso la molestara...

Tenía un mal presentimiento, pero había estado teniendo malos presentimientos toda esa semana así que ya estaba más que acostumbrada.

Por si acaso, la pelinaranja tomó de su mochila de ropa una bufanda color marrón y, a manera de pasamontañas, se la colocó, dejando solamente sus ojos al descubierto. Cubrió su cabello con la capucha de su sudadera para así pasar al cien por ciento desapercibida, pues no solamente era una artista anónima.

Recientemente, también una criminal.

***

Un grupo de amigos, tan ansiosos como nerviosos, caminaban con dirección a aquel misterioso callejón, cuando escucharon las voces de un grupo de vecinos que, en medio de una charla bastante interesante, conversaban en la calle por la que todos estaban pasando.

-No hemos logrado encontrar a ese desgraciado ladrón suelto en ningún rincón del vecindario y es algo que juntos debemos hacer con urgencia, vecinos. Ya ha entrado DOS veces a mi negocio y, cada que sale, me he dado cuenta de que falta mercancía, ¡Esto es el colmo!- escucharon a una de las vecinas decir, viendo que el resto de vecinos concordaban con ella.

-¡Hay que encontrar a ese ladrón pronto!- exclamó uno de ellos. Posteriormente, otro vecino respondió:

-¡Sí, para darle su merecido!

Urban mistake [Kristanna/Jelsa] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora