Aclaraciones

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No sé muy bien como empezar esto.

En primer lugar, llevaba cerca de dos años sin actualizar esta historia, y no estaba segure de llegar a terminarla nunca. Para quien no lo sepa, soy trans, no binarie, de eses a quienes les tránsfobes llaman "helicópteros de combate", "desviaciones" o "violadores". Para quien no lo sepa, JK Rowling es del tipo que nos llama lo último. Y lo penúltimo puede que también. Y peneportantes, y más cosas desagradables. También hombres que quieren entrar en baños de mujeres. Y puede que anomalías, si la pillas tomando el té de las cinco. Enfermes, cuando cree que nadie la escucha, personas que necesitan ayuda, cuando quiere que parezca que le importamos. Aquelles a quienes apoyaría si estuviésemos en verdadero peligro y nuestros problemas fuesen reales, mientras cena con las mayores tránfobas del país a la vez que las manifestaciones por nuestros derechos rugen en las calles londinenses. En definitiva, JK Rowling, la mujer que escribió la saga en cuyo universo está basado este fanfic, es tránsfoba, de esas que están en contra de la existencia y derechos humanos de la peña. 

Y da la casualidad de que entre "la peña", estoy yo. 

Si no estuviese tampoco creo que hubiese un gran cambio, pero lo estoy. Estoy yo, y están dos de mis grandes amigos de la infancia, y está gente a la que conozco, gente a la que quiero, gente cuyo nombre he oído y gente de la que jamás sabré nada. Posiblemente también esté gente de mi familia. Futuras parejas. Hay unas cuantas personas famosas a las que admiro (Demi Lovato, por ejemplo, Eliot Page, para continuar), y otras a las que a lo mejor no admiro tanto pero que también merecen derechos. Hay gente que me sigue y gente a la que sigo. Gente que me cae bien, que me cae mal, que no me cae ni bien ni mal. Hay niñes, hay adultes, hay ancianes, hay gente en un limbo entre etapas de su vida. Y me duele como si doliesen todos nuestros corazones a la vez cada vez que consumo o pienso en consumir algo de la saga.

En Estados Unidos hay leyes que separan a niñes de sus adres, que meten a médiques en la cárcel, que rompen hogares, que queman esperanzas, que dan marcha atrás a vidas. Y todo esto porque les niñes son trans, les adres les apoyan, les médiques ayudan, los hogares dan calor, las esperanzas cierran heridas y las hormonas mecen el alma como si de un bebé se tratase.

Ha habido asesinatos, ha habido agresiones, han intentado ilegalizarnos en más países. Siguen amenazando con ello. 

La transfobia nos está destrozando la vida a quienes vivimos con ella como una sombra veloz que nos persigue allí donde vamos, y curiosamente se empezó a hablar más de ella cuando JK Rowling decidió empezar a acusarnos.

Ya había transfobia antes, claro, pero ahora hay una Lucía Etxebarría riéndose del suicidio de una niña trans, una Carmen Calvo diciendo que las mujeres no están a salvo con nosotres y un montón de polítiques intentando que volvamos a los armarios.

Y mientras que esto siga así, me duele en el alma todo aquello que tenga que ver remotamente con esta gente. Harry Potter, con sus mensajes discriminatorios entre líneas y su fortuna amasada para la autora, incluído.

JK Rowling escribió en la saga de mi infancia los personajes más queer que se pudo imaginar y decidió negarlo todo. Escribió a Remus y a Sirius abrazándose y decidió decir que lo hacían como hermanos, a Luna y Ginny defendiéndose y las volvió mejores amigas, a Tonks pudiendo cambiar de cuerpo a voluntad y la convirtió en una mujer graciosa, a Dean y Seamus bailando y eran sólo amigos solitarios. Y cuando nada de esto bastó, mató a los que pudo y separó a los otros y pensó que todo eso había servido para acallar al fandom que, en lugar de contentarse, le arrebató a sus propios personajes y los convirtió en suyos.

Hace muy, muy pocos días asesinaron a una niña trans en Reino Unido. Podrán decir lo que quieran, que era adolescente o que era una mujer, pero 16 años (era del 2007) es ser una niña. Y lo digo yo que no llego a la mayoría de edad. No me imagino a mi mejor amiga siendo apuñalada por ser quien es. Pero por desgracia sí que me imagino esto conmigo. La única diferencia es que ella es cis. Y me lo imagino porque está pasando. Me lo imagino porque cuando JK Rowling dijo que iba a destinar el dinero que ganase con la saga a financiar a grupos tránsfobos y partidos en contra del aborto y del colectivo sólo nos alarmamos las personas trans. Cuando pedimos que no se comprase Hogwarts Legacy porque los devs no iban a seguir cobrando y el dinero iba a ir destinado a Rowling y a un señor ultraderechista nos llamaron loques y exagerades. Cuando, despues de ver un aumento alarmante de discursos tránsfobos en todo el planeta digimos que quienes sueltan transfobia todos los días y nos acosan (entre ellos JK) son en parte responsables de los asesinatos nos amenazaron y digeron que los acusábamos por nada. Pero la verdad es que hay una niña menos, dos criminales más y medios de comunicación que, cuando la familia se negó a darles el deadname de su hija, lo buscaron por todos lados para tratarla en masculino. La verdad es que en EEUU hay gente emigrando porque no pueden ser trans en sus estados. La verdad es que nos están matando.

Así que, si quedaba alguna duda, no voy a dedicar ni un segundo más de mi vida a escribir fanfics sobre esta saga o a participar en el fandom. Y sí, si vais a querer seguir disfrutando de la saga es la forma de no darle dinero, así que no voy a decir nada si lo hacéis. Pero yo no puedo escribir sabiendo que contribuyo a que se hable de ella, y soy incapaz de separar a la autora de la saga si eso supone darle visibilidad.

Nadie va a ir a vuestras casas a deciros que dejéis de consumir lo que esta mujer produce, no os estamos amenazando, pero si pidiéndoos que no deis dinero a quienes nos acosan. Y, si lo hacéis igual, no os llaméis transfriendly.

Aún así, sois libres de leer este fanfic. No llega a terminar el tercer año en el colegio. Cuando lo planeé quería que abarcase los siete. He hecho cambios en la historia desde que se empezó a escribir, así que no hagáis mucho caso a lo que puse en los comentarios. 

En un mundo perfecto no hay transfobia ni odio de ninguna clase y...

... Sirius y Remus tienen aún mucho tiempo para comerse la boca en los pasillos antes de que llegue el demonio que los creó.

Lily tiene derecho a dejar de sufrir por autoimponerse todo aquello que la autora original les exigía a todos sus personajes femeninos.

James todavía puede no ser un idiota que no acepta un no por respuesta.

Marlene y Dorcas aún no se han besado en cada rincón del castillo.

Alice y Frank merecen una historia más allá de los mártires de San Mungo.

El final no tiene por qué ser siempre triste para les queer.

Y nosotres, al igual que Sirius no le debe nada a Walburga, no le debemos nada a quien nos lo negó todo.

Bienvenides a la historia tal y como yo creo que debió ser contada. El último fanfic que escribí sobre este mundo. Tomad asiento, bebed y comed de lo que queráis, como si esta fuese nuestra última cena y ya nos hubiésemos librado del traidor.

Resistiremos.

Jily, Años de ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora