Capítulo 14

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Marlene McKinnon era la mejor amiga de Lily Evans y viceversa. Eran lo que su madre habría llamado "almas gemelas de la amistad", pues se entendían a la perfección y no las podías ver a la una sin la otra. A Marlene le gustaba ese título de mejor amiga de alguien, pero sobre todo si ese alguien era Lily. A su amiga le encantaba hablar, pero se le daba bien escuchar, y Marlene necesitaba a alguien que la escuchase y fuese capaz de llenar los incómodos silencios con su parloteo incesante y pasional. Sí, Lily sentía verdadera pasión por hablar.

Se miró al espejo por cuarta vez en quince minutos y comprobó que, efectivamente, su frente se estaba cubriendo de granos y alguna que otra marca que dejaban los que se había estallado, pasando completamente de los consejos de Alice y Dorcas. Su nariz estaba, como siempre, tan cubierta de puntos negros que se podría leer braille en ella. Decidió no darle más vueltas  e intentar no explotar ninguno de los volcanes rojos que cubrían su piel. 

—Más le vale a la adolescencia que esto me sirva para algo—le dijo a Lily, que estaba leyendo en su cama y tocándose, sin darse cuenta, los granos que tenía por la cara—. ¡No los toques, Lils, o te pasará como a mí!

—No puedo evitarlo, algunos duelen, ¿sabes? Sean Johnson se metió hoy conmigo, me dijo que parezco los Peninos.

—Sean Johnson es imbécil, todos sabemos que tú pareces el Himalaya—dijo riendo.

—¡Oye! ¿Y tú qué eres entonces? 

—Brigitte Bardot.

Y se echaron a reír.

—No—dijo Marlene, soltando aún alguna risilla—, en serio, la próxima vez que vea a Sean Johnson le reviento las bolas, contigo sólo me meto yo.

—Eres imbécil. Venga, vamos a la biblioteca.

—¿Por?

—¡Tenemos un examen para subir nota en pociones mañana!

—¿Y? Es Slughorn, te chivará todo y tú me lo dirás a mí, y como eres su favorita, no te castigará.

—No soy la favorita de Slughorn.

—Sí lo eres—dijo Dorcas cerrando la puerta de la habitación que compartía con ellas.

—No lo soy.

—¡SÍ LO ERES, CACHO INÚTIL!—respondió Marlene, harta de que Lily negase siempre lo evidente cada vez que sacaban el tema.

En ese momento, Alice entró por la puerta, sorprendiéndose, no por los ya habituales gritos de Marlene, sino porque era a Lily a quien gritaba.

—¿Qué pasa?—preguntó, en su papel de pacífica del grupo.

—Marlene y Dorcas dicen que soy la favorita de Slughorn.

—Es que lo eres—dijo Alice, con tranquilidad, mientras dejaba su mochila sobre la cama y sacaba su libro de transformaciones y un rollo nuevo de pergamino—, cualquier día te pilla para el Club de las Eminencias.

—Os equivocáis—respondió Lily, enfadada—, un profesor no debe tener favoritismos, y Slughorn es uno.

Y se fue a la biblioteca, a estudiar para el examen que tenía al día siguiente con el profesor que, aunque ella lo negase, le tenía favoritismo

Jily, Años de ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora